La asesinada de Foz estaba atada y tenía una bolsa en la cabeza

J. M. Pan / I. Eiroá REDACCIÓN / LA VOZ

GALICIA

La casa en la que ocurrieron los hechos está situada en el barrio de Malates, en el municipio lucense de Foz.
La casa en la que ocurrieron los hechos está situada en el barrio de Malates, en el municipio lucense de Foz. xaime ramallal< / span>

Su marido le disparó con una pistola lanzabengalas y después se suicidó

26 abr 2014 . Actualizado a las 16:46 h.

Atada de pies y manos, con una bolsa en la cabeza y muerta. Así fue hallada María Elena Rodríguez, de 71 años, por los primeros agentes de la Guardia Civil de Foz que llegaron a la casa unifamiliar del barrio de Malates tras ser alertados por un hijo de María Elena, que no encontraba respuesta en la casa tras varias llamadas al teléfono y al timbre de la puerta. La mujer había recibido uno o varios disparos en la cabeza, supuestamente efectuados por su marido, Manuel Gago Rodríguez, de 68 años. Este apareció muerto en una edificación anexa situada detrás de la vivienda unifamiliar. Supuestamente se pegó un tiro con la misma pistola.

El arma era una pistola lanzabengalas que fue modificada para disparar balas. Los investigadores creen que esa modificación pudo haber sido realizada por el propio homicida, ya que al parecer Manuel Gago, un ingeniero jubilado de la factoría de Alcoa, era un hombre con grandes habilidades manuales, según personas que lo conocían. «Polo tanto, podería ter sido el quen modificou a pistola para poder disparar balas», como afirmó ayer en A Coruña el delegado del Gobierno, Samuel Juárez. El cadáver del hombre fue hallado junto al taller que había construido y en el que al parecer pasaba buena parte del tiempo porque allí tenía herramientas de todo tipo.

A falta de conocerse los datos de las autopsias realizadas a los cadáveres en el Hospital Universitario de Lugo (HULA), los testimonios de algunos vecinos aportan algunas luces sobre lo ocurrido en esta casa de Foz la noche del jueves. Aseguran que no vieron a la víctima a lo largo de la mañana de ese día, lo que causó extrañeza porque María Elena era una mujer de rutinas y cada día, a primera hora de la mañana, solía sacar a pasear a los perros, pero ese día parece que no lo hizo. Ayer también trascendió en el vecindario que alrededor de las once de la mañana de ese jueves acudió al domicilio de la familia Gago-Rodríguez un vendedor de pollos. Pero tampoco le abrió nadie. Sin embargo, otras fuentes aseguran que Manuel Gago sí fue visto paseando por el barrio de Malates hacia el mediodía.

Pero nadie sospechaba que la vida de este matrimonio pudiese quedar truncada de esta forma. Nada hacía presagiar este final. Ni una denuncia, ni un antecedente que se conociese de malos tratos. «Sabemos que o home tivera algún tipo de problema psíquico nos últimos meses, pero non había ningún tipo de antecedente nin de denuncias. Tampouco aparentemente os achegados tiñan sospeitas que poideran levar a pensar nun desenlace como este», explicó el delegado del Gobierno, que condenó esta nueva agresión y animó a las mujeres que sufran algún tipo de violencia a que denuncien y comuniquen su situación.

Asturiano y segoviana

El Tribunal Superior de Xustiza de Galicia también confirmó ayer que no constaban denuncias previas de malos tratos ni de violencia en el ámbito familiar en el seno de este matrimonio, formado por un asturiano y una segoviana que estaban afincados desde hace años en A Mariña lucense.

Agentes especialistas de la Policía Judicial de la Guardia Civil de la Comandancia de Lugo se encargan de la investigación de este caso, cuya instrucción está dirigida por la titular del Juzgado de Instrucción número 2 de Viveiro. Los agentes inspeccionaron la casa en la que se cometió el crimen y los alrededores en busca de huellas.

Fue ya en la madrugada del jueves cuando la jueza ordenó el levantamiento de los dos cadáveres, que fueron trasladados al hospital de Lugo por la funeraria O Fabeiro para hacerles la autopsia. Hacia las cinco de la tarde de ayer, con el examen forense ya realizado, los cuerpos del matrimonio regresaban de nuevo a Foz, desde donde está previsto que la mujer sea trasladada a Segovia, su tierra natal, donde será enterrada.