El retraso del inicio de la vida laboral obligará a trabajar más allá de los 67 años a miles de personas para poder acceder a una paga equivalente al 100 % de la base de cotización
07 abr 2014 . Actualizado a las 15:09 h.Remedios tiene 56 años. Hace dos, cuando tenía 54, esta vecina del concello de Arteixo se separó. «Hasta entonces nunca había trabajado ni buscado empleo porque mi pareja no me dejaba hacerlo», recuerda. Pero al verse sola con la paga que le pasa su ya exmarido empezó a enviar currículos y a poner anuncios en Internet. Trabajó un tiempo en un restaurante y ahora está buscando empleo de nuevo. «No quiero incorporarme al mercado laboral por obtener una ayuda contributiva por jubilación porque sé que nunca llegaré a cobrarla. Hay que cotizar muchos años para llegar a ella [15 para poder cobrar el mínimo], lo hago porque me hace falta el dinero y por distraerme un poco», dice.
Razón no le falta en su diagnóstico. Porque en su caso concreto debería trabajar de modo continuado al menos hasta los 69 años para para optar a una paga correspondiente a un 50 % de su base de cotización. Y en función de cuánto haya ido abonando cada año, su paga será mayor o menor. Su caso no es aislado. Es más que común. En Galicia hay un total de 8.379 desempleados que superan los 44 años, pero nunca han trabajado. Y de ellos 6.816 son mujeres, como muestran los datos correspondientes al paro registrado en marzo de este año. El retraso en la edad de incorporación de jóvenes al mercado laboral hace que en la franja de entre 30 y 44 años haya además otras 4.632 personas desempleadas que nunca ha tenido la oportunidad de saber lo que es trabajar.
En el caso de que todas esas personas que superan los 44 anotadas en las oficinas del Servicio Público de Empleo (Sepe) fueran contratadas ahora, deberían trabajar continuamente más allá de los 67 años -edad de jubilación que marca la Ley sobre Actualización, Adecuación y Modernización del Sistema de la Seguridad Social que comenzó a aplicarse el 1 de enero del 2013- para poder cobrar una pensión de jubilación igual al 100 % de su base de cotización. Los que, por ejemplo, hayan cumplido los 59, deberían estar ocupados al menos hasta los 74 solo para tener derecho a una paga contributiva. En ese caso, esta sería del 50 % de la base de cotización al haber contribuido únicamente el mínimo de 15 años marcado para poder acceder a una de estas prestaciones.
«Para las personas de más de 44 años que no han trabajado nunca llegar a cobrar el 100 % de la base resulta complicado porque hay que tener en cuenta que durante los 37 años de contribución que marca la nueva ley tendrían que trabajar continuamente», explican fuentes de UGT. Desde CC.?OO. van más allá y apuntan que «esta gente está condenada a una pensión no contributiva porque ahora en cualquier trabajo piden experiencia y además las empresas suelen coger a gente joven porque está bonificada».
Las mujeres, más afectadas
El problema es especialmente grave entre las mujeres. De hecho, representan un 81 % de los parados mayores de 44 años que nunca han trabajado. La explicación está en parte en casos como el de esa vecina de Arteixo que durante el tiempo que vivió con su esposo se dedicó a realizar trabajo doméstico no remunerado. Otra razón es que muchas dejaron de trabajar para atender a un mayor dependiente. Hasta no hace mucho -septiembre del 2012- el Estado cotizaba por las que desempeñaban esa labor, pero ha dejado de hacerlo. Los cálculos realizaos en el 2012 apuntaban que había 15.000 personas afectadas en la comunidad.
Y luego está la elevada tasa de economía sumergida que hay en Galicia. Un informe elaborado en enero pasado por el colectivo de Técnicos de Hacienda avanzaba que esta representaba en la comunidad en el 2012 el 25,6 % del PIB, un punto más que en el conjunto del país.