«Así que agora xa teño un irmán máis vello ca min»

Xosé María Palacios Muruais
Xosé María Palacios VILALBA / LA VOZ

LUGO CIUDAD

Óscar Cela

El rescatador de un hombre en un río chairego se reúne con el salvado

10 dic 2013 . Actualizado a las 09:21 h.

A sus 57 años, con dos hijos y un nieto, a Arcadio Ares, residente en la localidad chairega de Castro de Ribeiras de Lea, le ha crecido la familia de una manera que hasta la semana pasada no podría haber imaginado. «Así que agora xa teño un irmán máis vello ca min», decía ayer por la tarde.

Tuvo cinco hermanos, de los que viven cuatro. Sin embargo, este súbito incremento de su familia está más relacionado con su altruismo que con cualquier otro misterio. El hermano es el sarriano Enrique García López, que tiene 64 años y que coincide con Arcadio Ares en el número de hijos aunque tiene un nieto más.

El vinculo que los une se forjó en la mañana del pasado jueves de una manera que ninguno de los dos podría predecir: Enrique García viajaba de Sarria a Duarría, parroquia prácticamente pegada a Castro de Ribeiras de Lea, y su coche patinó, se salió de la carretera y acabó en el río; alertado por su hija, Arcadio Ares se acercó a la orilla del Lea, vio lo que pasaba, pidió una cuerda en un bar cercano, y logró sacarlo del agua en algo menos de 15 minutos.

Gratitud

El conductor, más afectado por casi una hora en las frías aguas de un río de la Terra Chá en una mañana de diciembre que por otras lesiones, fue trasladado al HULA y al día siguiente ya estaba en su casa. No faltaron palabras de gratitud de su familia a Arcadio por su comportamiento; pero ayer por la arde, además, volvieron a verse en la misma villa en la que tuvo lugar el accidente que desencadenó este fuerte afecto.

Los lazos son recíprocos, pues Enrique García también habla de quien le salvó la vida de una forma harto elocuente: «Teño un irmán», decía ayer, recalcando que a aquel comportamiento altruista le debía la posibilidad de poder contar lo que le había ocurrido. «Se non é meu irmán, morro», aseguraba.

Siempre tuvo esperanza

Tras un abrazo y un breve diálogo en una cafetería próxima al lugar de los hechos, los dos recordaban ayer, en una tarde que nada tenía que envidiar en frío a la mañana del accidente, cómo habían sucedido los acontecimientos. El vecino de Sarria conducía camino de su trabajo -una obra en la citada parroquia de Duarría-, notó que perdía el control del coche, y acabó cayendo al río por un desnivel, aunque no llegó a desesperarse: «A sensación que pasei é que alguén había vir quitarme», confesó ayer. El chairego, avisado por su hija, inició de inmediato la operación rescate que acabó con final feliz.

Ese final feliz es precisamente lo que permite que uno y otro recuerden la vicisitudes de aquella mañana sin esquivar un poco de humor. El rescatado dice que en Sarria han llegado a referirse a él como «hombre rana», mientras que el rescatador, que nunca ha dado importancia a su proeza, afirma que le han llamado «o Rambo» y «o Supermán».

Más encuentros

Que al encuentro de ayer por la tarde le seguirán otros es algo que parece altamente probable. «Unicamente se morremos», dice Enrique García como causa que podría impedir nuevas reuniones. Ayer, mientras tanto, aún tocaba saborear el feliz desenlace del accidente de la semana pasada, y el conductor rescatado del agua logró, no sin un pequeño debate, invitar a unos cafés con una explicación bien evidente: «Hai moito que celebrar», dijo.