El primer registro de las viviendas de los padres de Asunta «salvó el caso»

Xurxo Melchor
xurxo melchor SANTIAGO / LA VOZ

GALICIA

<span lang= es-es >Segundos registros</span>. A la izquierda, investigadores en la casa de Teo. Arriba, registro del piso de la madre en Doutor Teixeiro.
Segundos registros. A la izquierda, investigadores en la casa de Teo. Arriba, registro del piso de la madre en Doutor Teixeiro. xoán a. soler< / span>

Los investigadores se sorprendieron de la limpieza de los inmuebles y del coche de la madre

06 oct 2013 . Actualizado a las 16:44 h.

Cuando el pasado sábado 21 de septiembre Rosario Porto y Alfonso Basterra acudieron a las 22.30 de la noche a la Comisaría de la Policía Nacional de Santiago a denunciar la supuesta desaparición de su hija, habían hecho limpieza en los presuntos escenarios del crimen con la intención de borrar pruebas. Eso es, al menos, lo que sostienen los investigadores del caso, que hallaron rastros de que tanto el piso de la calle Doutor Teixeiro, como el de República Argentina y la casa que la familia tiene en Teo, así como el coche de la madre, habían sido limpiados recientemente.

Lo que no esperaban ni Rosario Porto ni Alfonso Basterra era que, tras la aparición a la 1.15 horas del domingo 22 del cadáver de la pequeña en la pista forestal de Cacheiras, a escasos cinco kilómetros de la casa familiar de Teo, el juez que estaba de guardia aquel día, José Antonio Vázquez Taín, decretase la inmediata intervención no solo del coche de la madre, sino también del de Alfonso Basterra y que, además, ordenase el registro de los inmuebles y no una mera inspección ocular. «Salvó el caso, de no haberlo hecho es muy probable que hubiese sido imposible avanzar, y menos tan rápido», explican fuentes de la investigación.

Así fue. Los registros del domingo del coche y de los pisos, sumados a los nuevos registros practicados el miércoles 25 en la casa de Teo y el jueves 26 en los pisos de Doutor Teixeiro, donde vivía Asunta con su madre, y de República Arxentina, donde vivía el padre, han aportado a los investigadores una gran cantidad de indicios que se suman a los datos que están revelando la autopsia, las pruebas toxicológicas y el análisis de huellas y objetos, como la cuerda anaranjada, que aparecieron en la pista forestal donde se encontró el cadáver.

Ese escenario tan limpio en el coche y en los pisos dirigió de inmediato las sospechas de los investigadores hacia los padres de la niña. También el hecho de que protestasen cuando se les informó de que se iban a registrar sus propiedades. Eso, unido a su incapacidad para ofrecer un relato creíble de lo que habían hecho en la tarde del sábado, los señaló y encarriló la investigación hacia un presunto filicidio.

Si extraño fue ese comportamiento, más le ha parecido a los investigadores la negativa de la madre de Asunta a participar el viernes en una reconstrucción parcial de los hechos. El fin último de esa diligencia era que Rosario Porto, acompañada por el juez, reprodujese el recorrido que hizo el sábado 21 desde que salió con su hija de la casa del padre, donde habían comido los tres juntos, para después subirse ambas a su coche, ir a la casa de Teo y, según asegura la imputada, regresar a Santiago poco después.

Porto afirma que dejó a la niña a las 19 horas, pero ha ofrecido diferentes versiones sobre en qué punto exacto dejó a la niña antes de perderla de vista para siempre. El punto más importante de esa reconstrucción frustrada era que la madre de Asunta aclarase definitivamente dónde dejó a la pequeña aquella tarde.

Para los investigadores, su negativa no hace más que incrementar sus sospechas hacia ella, porque indica que no quiere decir dónde dejó a la niña hasta conocer, cuando se levante el secreto del sumario, en qué puntos de las calles hay cámaras cuyas grabaciones de seguridad pudieran echar por tierra, una vez más su versión y hacerla caer en una nueva contradicción.

Charo Porto dijo inicialmente a la Policía Nacional que la niña se había quedado en el piso de Doutor Teixeiro haciendo los deberes mientras ella fue a hacer unos recados. Una versión que quedó desmontada cuando se conoció que una cámara de seguridad le había grabado conduciendo su coche, con su hija en el interior, en dirección a la casa familiar de Teo, donde los investigadores sitúan el lugar en el que murió Asunta por asfixia.

Cuando se captó esa imagen que hizo cambiar la versión de la madre, Asunta ya estaría bajo los efectos de la elevadísima dosis de ansiolíticos que le habían presuntamente suministrado sus padres durante la comida (hallaron 0,68 microgramos por mililitro de sangre). Un fármaco que las pruebas toxicológicas han revelado que se trata de lorapezam, el mismo al que tenía acceso Rosario Porto porque lo tenía recetado debido a sus crisis de ansiedad y estrés.

Basterra y Porto protestaron al ser informados de que se examinarían sus propiedades