Accidente en Santiago: El interventor hizo tres llamadas al maquinista durante el viaje

María Cedrón REDACCIÓN / LA VOZ

OURENSE CIUDAD

Antonio Martín Marugán, interventor que viajaba en el Alvia siniestrado, declaró ayer como testigo en el juzgado compostelano.
Antonio Martín Marugán, interventor que viajaba en el Alvia siniestrado, declaró ayer como testigo en el juzgado compostelano. mónica ferreirós< / span>

Dos las realizó en Ourense y la tercera a seis kilómetros de Santiago

03 ago 2013 . Actualizado a las 07:00 h.

Antonio Martín Marugán, el interventor del Alvia que descarriló el 24 de julio en Santiago, llegó en torno a las 9.15 horas de ayer al juzgado compostelano, cuarenta y cinco minutos antes de la hora a la que el juez Aláez lo había citado para declarar como testigo. Entró con su mujer y dos abogados, que únicamente venían a acompañarlo. Llegó tan temprano que antes de someterse a las preguntas del fiscal y de los abogados personados en la causa salió de nuevo a la calle -probablemente a tomar un café- y volvió a entrar una media hora más tarde.

A lo largo de su declaración ante el magistrado, explicó, tal y como aseguran fuentes conocedoras del caso, que había hablado tres veces por teléfono con el maquinista desde que este subió al tren en Ourense. La primera llamada, de treinta y cinco segundos, fue para saludar a «su señoría», como suele apodar a Garzón, y la segunda fue poco más de un minuto más tarde. Duró solo quince segundos, lo justo para indicarle que todo el pasaje estaba embarcado y podía cerrar las puertas. Ambas llamadas las hizo cuando el tren estaba parado en la estación. La tercera y última duró un minuto y cuarenta segundos. Acabó once segundos antes de que el tren descarrilara.

Durante el interrogatorio, el fiscal le preguntó a qué hora había hecho dicha llamada y Martín Marugán no supo concretarle cuándo. Lo único que precisó, tras haber interrumpido varias veces sus preguntas, es que esta se produjo entre las ocho y las nueve menos veinte de la tarde.

El momento exacto en que telefoneó lo concretó más tarde. Fue durante la intervención de uno de los abogados presentes en el interrogatorio. Al parecer, este le preguntó por qué había hecho la llamada justo cuando faltaban tres kilómetros para llegar a la estación de Santiago y no había aguardado a que el tren estuviera parado. Fue en ese momento cuando el testigo lo corrigió alegando que no faltaban tres kilómetros, sino que faltaban seis. Previamente, también había explicado que no esperó a llegar a la estación porque allí tenía que atender la subida de viajeros.

Antes de sentarse ante el juez, el interventor confesó a preguntas de periodistas que físicamente se encontraba bien, pero que psicológicamente estaba muy afectado. Y dijo, asimismo: «En ningún momento me he sentido culpable» porque, como explicó antes de declarar, en el momento del descarrilamiento ya había colgado y tenía el móvil en el bolsillo.