Accidente en Santiago: En Pontedeume iban a bajar una mujer y su hija, que murieron

C. E. FERROL / LA VOZ

GALICIA

El marido y otro hijo, que también viajaban en el tren, salvaron la vida

02 ago 2013 . Actualizado a las 17:17 h.

La familia de Fene rota por la muerte de Lidia Martín, de 36 años, y de su hija, Daniela Recio, de 2, que viajaban en el tren siniestrado en Angrois con el padre, Rafael Recio, y su otro hijo, Yago Cercido, son la familia que iba a bajarse en el apeadero de Pontedeume y por la que el interventor llamó al móvil del maquinista. Pontedeume es la penúltima parada del itinerario del tren accidentado la semana pasada en Santiago que viajaba desde Madrid-Chamartín hasta Ferrol. En esa parada de Pontedeume un familiar iba a recogerlos para acercarlos hasta su casa ubicada en la parroquia de Barallobre, en el municipio de Fene, más cercana al municipio eumés que al ferrolano. El interventor trataba de que el tren entrase por la vía de la derecha para que la familia, con dos niños pequeños y con maletas, no tuviesen que cruzar la vía y pudiesen acceder desde el tren directamente al apeadero.

La pequeña estación de tren eumesa dispone de tan solo dos vías, una de las cuales pasa justo por delante de la puerta del inmueble, y otra que obliga a los viajeros a tener que cruzar las vías. En la conversación que mantenían el maquinista y el interventor hablaban sobre cuál de las dos alternativas tomar, la forma de entrada y la vía a elegir. No obstante, el interventor del convoy, Antonio Martín Marugán, declaró a La Voz que no le daba indicaciones a Francisco José Garzón. «¡Cómo le voy a decir yo a un maquinista que vía debe coger!», indicó.

Esta penúltima parada del recorrido, tras las estaciones de Santiago y A Coruña, tan solo se realiza si algún viajero pretende bajarse o si está previsto que alguien suba, por lo que no siempre el tren se detiene en este punto.

Una familia rota

La familia de Fene ha sido una de las más duramente golpeadas por el trágico accidente ferroviario ocurrido cerca de Santiago. Y es que tanto el padre como el hijo de su mujer salieron casi ilesos del suceso, mientras que Lidia y la hija menor perecieron en el siniestro. Durante las primeros días la familia desconocía la situación de las pasajeras afectadas, que fueron de las últimas personas en ser identificadas. Finalmente, las pruebas forenses certificaron el fallecimiento, y a ambas se les dio sepultura el pasado lunes.

Fue el propio maquinista del Alvia, Francisco José Garzón, quien, una semana después de producirse el siniestro, se presentó voluntariamente en el juzgado para prestar declaración y asegurar que estaba hablando con el interventor. También señaló que en el momento de producirse el descarrilamiento ya no hablaban, sino que la conversación telefónica la cortaron segundos antes.

La existencia de la llamada al teléfono móvil del maquinista se ha descubierto esta semana al abrir dos de las cajas negras del tren. Tanto el interventor como el maquinista ocultaron inicialmente esta conversación en un primer momento a la policía, pese a que en un primer momento pudiera parecer una de las claves del accidente.