Parte de lo obtenido con la chatarra de la Armada se gastaba en cenas

Francisco Varela FERROL / LA VOZ

GALICIA

Dos imputados declararon que también se compraba material para su buque

27 jun 2013 . Actualizado a las 09:06 h.

Un cabo primero y un marinero profesional de la dotación de la fragata Álvaro de Bazán, la primera de la serie más moderna de la Armada española y que da nombre a todas ellas, declararon ayer en el Juzgado Militar Togado de A Coruña sobre la supuesta venta irregular de material militar en chatarrerías de la zona de Ferrol.

En concreto se les imputa que en los meses de marzo y abril del 2011 sacaron del buque 181 kilos en un caso, y 300 en otro, de vainas de proyectiles disparados por el cañón del buque, un MK 45 de 127 milímetros de calibre. Cobraron 593 y 900 euros, respectivamente, por esas partidas. El apunte aparece en el informe que la Guardia Civil remitió a las autoridades militares al encontrar este material de aleación de cobre. Los agentes no tuvieron que investigar trazabilidad alguna o seguir el rastro del suministro de la munición porque en las chatarrerías se toma nota actualmente del DNI de quien llega a vender chatarra, sobre todo de cobre, porque así lo establece una orden de Interior. Los DNI correspondían a estos dos imputados, que comparecieron ayer y que ya habían sido llamados con anterioridad.

Con permiso del mando

Ambos insistieron, respondiendo a preguntas del juez instructor, en que estas ventas se hacían con el permiso del mando y que el material, muy abultado, no se sacaba de la fragata oculto, sino que esa operación se hacía a la vista de todos y a la luz del día. Con el beneficio de las ventas, explicaron también al instructor, se compraron herramientas y material para uso en el destino, es decir, a bordo del buque, como puede ser un barreno percutor o cualquier otra máquina herramienta pequeña que se precisase. Porque si se seguían los trámites administrativos para la compra de este material podrían eternizarse. Así se conseguía liquidez de una forma rápida para atender estos gastos, liquidez que se manejaba como pequeño presupuesto complementario al asignado oficialmente a la unidad.

Un sargento y un cabo primero de la dotación del Blas de Lezo, otra unidad de la Armada, declararon en los mismos términos con anterioridad a los que testificaron ayer. Y añadieron que es o era una práctica habitual y bajo conocimiento o autorización del mando.

Fuentes de las dependencias investigadas han informado de que en otros casos los beneficios de la venta de este material supuestamente de desecho servían para el pago del pincho de Navidad. Es decir, las celebraciones internas de las dotaciones y personal, tanto militar como civil, e incluso para cenas. La venta de las vainas supone una importante cantidad de dinero, dado el precio que ha adquirido el cobre. En otros casos se vendieron restos de cableado o acero viejo, que si es de aleación tiene más valor.

El oficial no sabe nada

Ocurre que en lo que va de instrucción se está dando una línea común de respuestas por parte de los mandos. A un oficial de la Ensengra, la escuela de máquinas y motores de la Armada en Ferrol, se le preguntó si tenía conocimiento de estas ventas o había participado, y respondió que no sabía nada. Esta misma actitud la siguen todos los mandos a los que aluden los imputados como sabedores de estas prácticas. La instrucción de las causas, una por cada unidad, va para largo.