El jurado del crimen de la Cubela ve más culpable a la inductora que al autor material de las puñaladas

alberto mahía A CORUÑA / LA VOZ

GALICIA

Alberto Mahía

El jurado declaró culpables a los cuatro acusados por la muerte de un joven

25 may 2013 . Actualizado a las 21:20 h.

Lo dijo el primo de la víctima cuando todavía el cuerpo no lo habían tocado los forenses: «A Jonnier lo mataron las enaguas». Este joven colombiano de 22 años no tenía ni idea de que la muerte lo acechaba el 11 de enero del año pasado. A las once de la noche se despedía desde cama de una joven porque una hora después tenía una cita con otra. Y habría una tercera esperando si no llega a ser que la segunda ordenó que lo mataran. Porque no podía vivir pensando que el fallecido se veía con ella, con su hija de 15 años y sabe Dios con cuántas más. Así que, cegada por los celos, convenció a la menor de que buscase dos hombres capaces de mandarlo al otro mundo. Se apuntaron su novio y el exmarido de la madre. El primero le clavó un cuchillo en el corazón y en lugar de llevar el secreto a la tumba se lo contó a una chica a la que también abrazaba. Es más, le entregó el arma para que se deshiciera de ella.

Así es como lo vio el jurado popular que durante esta semana no quitó ojo ni oído a lo que ocurrió en la Audiencia de A Coruña. Por eso declaró culpables a los cuatro acusados. A Milena Carolina Bedoya Cuadros, de 33 años, por inducción al asesinato. A Álvaro Steven Carvajal Valencia, de 22, como autor material. A Antonio Rodríguez Costa, de 35, como cómplice. Y a Azahara Casaseca Gómez, de 21, como encubridora. A todos ellos, por unanimidad de los 12 miembros del jurado.

Tras leer el veredicto, 24 horas después de encerrarse a deliberar, las partes tomaron la palabra para solicitar las penas. El fiscal y la acusación particular, ejercida por el penalista Manuel Ferreiro, solicitaron la condena más alta para la inductora, un total de 20 años de prisión. Para el autor material, 17, y para el cómplice 7 años y medio, mientras que para la encubridora, uno y medio, que al carecer de antecedentes no ingresará en la cárcel.

Porque para las acusaciones, como para el jurado, la peor de los cuatro es Milena Carolina. Porque a veces aparecen asesinos que no empuñan un arma, que con labia y mala sangre consiguen que otros hagan el trabajo sucio. Y esta mujer, nacida en Colombia y militar de profesión en Ferrol, para el fiscal, es un claro ejemplo de eso. Fue ella la que calentó al resto, quien los manipuló. No le importó utilizar a su propia hija para que fuera la menor la encargada de buscar los brazos ejecutores el día que descubrió que la adolescente también tenía relaciones con la víctima. Luego convenció a su exmarido, con el que había vuelto semanas atrás. La policía siempre sospechó, tal y como reconocieron los agentes en el juicio, que se arrimó de nuevo a él por interés, más que por amor. Porque andaba mal de dinero y porque podría ser el hombre que la ayudase a cumplir su propósito de matar a Jonnier.

Convencidos con mentiras

Así que la menor se encargó de buscar a alguien capaz de ajusticiar a Jonnier Alejandro Arenas. Y apareció su novio, Álvaro Steven. Apoyada por su madre, envenenaron a este joven con todo tipo de mentiras. Le contaron que Jonnier había abusado de la menor y que la había dejado embarazada. Lo mismo le hicieron creer a Antonio Rodríguez. Y los cuatro se citaron el 11 de enero del año pasado en casa de Carolina. Ahí resolvieron que la inductora quedaría con la víctima junto a su domicilio, en la plaza de la Cubela de A Coruña. Y cuando Jonnier apareciera, los hombres saldrían a su paso para matarlo. Dejaron a la menor en casa y los tres pusieron rumbo al domicilio de Jonnier. Una vez allí, la mujer se quedó en el coche y envió un mensaje a la víctima avisándolo de que bajara, que ya había llegado. Cuando bajó, Álvaro Steven le hundió un cuchillo en el corazón y salieron corriendo hacia el coche, donde esperaba Carolina. El plan les salió redondo. Pero dejaron tantas pruebas que dinamitaron sus vidas.