Marcial Dorado, un nuevo rico ávido de amigos poderosos

Julio Á. Fariñas REDACCIÓN / LA VOZ

GALICIA

03 abr 2013 . Actualizado a las 11:45 h.

Marcial Dorado Baúlde, nacido en A Illa de Arousa, lleva su origen impreso en su código genético. En los años sesenta logró su primer empleo como mozo de la motora que unía la isla al continente. La ambición se le despertó pronto, porque no tardó en probar fortuna en otras actividades más lucrativas.

A mediados de los sesenta lo pillaron por primera vez con un contrabando de tabaco y transistores y tuvo que afrontar una sanción de 50.000 pesetas impuesta por el Tribunal Económico-Administrativo de A Coruña (entonces era una simple infracción administrativa). Pero el castigo no surtió en él efectos disuasorios, sino todo lo contrario. Prueba de ello es que unos lustros más tarde, cuando se produjo la primera ofensiva judicial contra el contrabando industrial de tabaco, Marcial Dorado ya lideraba uno de los grupos más fuertes y activos de la ría. La redada de noviembre de 1983 lo obligó a él y a otros grandes del sector a exiliarse temporalmente en Valença do Minho.

Cuando amainó el temporal, se entregaron a la Justicia española y todos quedaron en libertad provisional después de pagar módicas fianzas, a la espera de un juicio contra 94 procesados por la Audiencia Nacional que nunca se llegó a celebrar. La redada de finales del 83 aceleró el proceso de reconversión del contrabando de tabaco al de otras drogas ilícitas más rentables, como el hachís y la cocaína.

Marcial Dorado fue de los pocos que en un primer momento se resistió a esa reconversión y siempre presumió de ello. Años más tarde, concretamente en octubre de 1989, declaró solemnemente en una entrevista que se había cortado la coleta como contrabandista seis meses antes. Por esas fechas estaba en pleno proceso de expansión su emporio empresarial con inversiones en sectores tan idóneos como la promoción inmobiliaria, y la acuicultura, primero, y más tarde en aparcamientos subterráneos, la viticultura e incluso la producción aceitera.

El 12 de junio de 1990 Marcial Dorado fue uno de los 18 detenidos en la histórica operación Nécora. Pero no tardó en ser descartado al comprobarse que entonces no reunía el perfil de narco. Al final, no se sentó en el banquillo de los acusados. Solo acudió al juicio de la Casa de Campo como testigo.

Adicciones de Dorado

Pero parece que el contrabando, como el tabaco, crea adicción. El 26 de octubre de 1992 Marcial Dorado era detenido por primera vez en su mansión de A Illa como presunto propietario de un alijo de 10.000 cajas de tabaco de contrabando (5.071.350 cajetillas), valoradas en 1.100 millones de pesetas de la época, que fue descubierto casualmente a bordo de un mercante de pabellón alemán que había hecho amago de entrar en el puerto de Bilbao.

En el juicio celebrado siete años más tarde en Baracaldo se enfrentó a una petición de tres años de cárcel y 2.300 millones de pesetas de multa por una acusación de contrabando y cohecho, ya que lo acompañaban en el banquillo otros nueve acusados, entre ellos varios agentes de la Guardia Civil.

De aquel proceso Marcial Dorado salió bien parado, no por haber demostrado su inocencia sino por las irregularidades de la investigación que se pusieron en evidencia en el juicio. Aquella absolución lo libró de la cárcel pero dejó muy tocada su imagen de honorable hombre de negocios en la que tanto había invertido.

Tampoco lo sacó del punto de mira de la Guardia Civil, que consiguió sentarlo de nuevo en el banquillo, esta vez por cohecho, lo que le costó una condena de de tres años de cárcel y 60.000 euros que el Supremo le rebajó en seis meses.

Pero esa condena pasó desapercibida porque, en noviembre, fue detenido por tráfico de cocaína y condenado a diez años de cárcel seis años más tarde.

Esa detención acabó de arruinar su imagen y desencadenó la investigación posterior por blanqueo que le tiene embargada preventivamente desde hace cuatro años la parte conocida de su millonario patrimonio.

Las versiones más solventes sobre la salida a la palestra de parte de su amplia y variada fototeca aseguran que, inicialmente, respondería a un intento desesperado de rentabilizar su inversión en relaciones públicas.