El asesino de los mellizos de A Coruña: «Fui yo quien los mató»

Javier Becerra
Javier becerra A CORUÑA / LA VOZ

GALICIA

La sesión final del juicio recreó la llamada del asesino a la Policía Local

14 mar 2013 . Actualizado a las 07:00 h.

-Policía Local de La Coruña, buenas tardes.

-Llamo desde el número 13 de la calle Andrés Antelo. Hay algo grave, muy grave.

-¿Qué pasó?

-[Voz titubeante] Dos niños... hay dos niños muertos.

-¿Qué?

-Yo soy el que está a cargo de los niños... que vengan y me lleven a la cárcel.

-¿Pero qué dice? ¿Es esto una broma?

-Fui yo quien los mató. Estoy en el piso ahora.

-¿Está usted ahí?

-Sí, vengan ahora, si no me marcho.

-De acuerdo, vamos para ahí.

Así termina la estremecedora grabación de la llamada que Javier Estrada hizo a la Policía Local de A Coruña, poco después de las tres de la tarde del 21 de agosto del 2011. Ayer se pudo escuchar en la Audiencia Provincial, en la última sesión del juicio por el doble crimen que terminó con la vida de los pequeños Alejandro y Adrián Bergantiños. La sala se quedó helada mientras se recreaba el macabro diálogo. Tras los alegatos finales, el tribunal ofreció al acusado la oportunidad de hablar. Javier se acercó al micro. «Lo único que puedo decir es que no sé cómo pudo pasar lo que pasó», dijo. Y el juicio quedó visto para sentencia.

Atrás quedan cinco jornadas en las que hablaron más de 25 testigos intentando esclarecer los hechos. Todo pese al «pacto de silencio» que denunció la fiscala en su intervención final. Y el «telón de plomo que impide llegar a la verdad», que advirtió Joaquín de la Vega, abogado que lleva la acusación particular. Ambos lo tienen claro: Javier Estrada cometió dos asesinatos plenamente consciente de lo que hacía, además de varios delitos de lesiones y malos tratos. Los más importantes, los de asesinato, suman 40 años de cárcel. Los otros llevan la petición por encima de los 50 años.

Pero, además, apuntaron a Mar Longueira, su pareja sentimental de entonces y madre de los pequeños. Tanto Fiscalía como acusación cambiaron su calificación inicial, que se limitaba a malos tratos. Ahora la consideran responsable de dos delitos de homicidio por imprudencia, al saber lo que estaba ocurriendo y no hacer nada. Suman ocho años de cárcel, junto a otros otros de malos tratos y lesiones que llevarían la pena hasta los 15.

Señalando a la madre

Además de las conclusiones, la jornada de ayer se centró mayoritariamente en la figura de Mar Longueira. Todos los testimonios la apuntaron. Marta Sánchez, la mujer que había sido su amiga íntima y había montado una plataforma de apoyo, reveló una confesión que le hizo en una casa rural: «Si hubiese escuchado a mis hijos ahora estarían vivos y no muertos». La defensa de Mar, ejercida por el letrado Víctor Bouzas, insistió en que esa confidencia se había hecho tras ingerir alcohol.

Después, declaró una compañera del restaurante en el que trabaja Mar. Su hija hizo de canguro de los pequeños alguna vez. Esta, según su testimonio, señaló que Javier Estrada maltrataba a los niños y que vio cómo uno de los pequeños tenían marcas en las piernas. También que la cuidadora le explicó lo que sucedía a Mar. «Dedícate a lo tuyo, para eso te pago», fue lo que le contestó según la testigo. Concluida su intervención, antes de abandonar la sala, se dirigió a Mar en voz alta: «¡Suerte guapa, que te lo tienes merecido!», dijo. Ella, desde el banco de acusados, le contestó: «La tuya, hija».

De todos modos, el más contundente de los testimonios fue el de la mujer que vivía en el piso superior del domicilio de Javier y Mar. En la sala recordó los insultos que aseguraba escuchar día a día, junto a los ruegos de la abuela de los pequeños para que cambiase de actitud. «Los golpes los oía todos los días hasta las ocho. A esa hora los niños se callaban porque era cuando Mar iba a trabajar», declaró indicando que un día uno de ellos se refugió en su casa y la madre lo tiró por las escaleras.

Pena en un centro psiquiátrico

Lucía Rama, la abogada que representa a Javier Estrada negó todos los delitos de malos tratos y lesiones, al consideran que ninguna estaba acreditado, y dejó en un homicidio, con la atenuante de confesión y la eximente de la enfermedad mental, la acción de su cliente. En total, seis años a cumplir en un centro psiquiátrico.

Por su parte, Víctor Bouzas pidió la absolución total de Mar Longueira. «Aunque ya la ha condenado la calle, afortunadamente quedan los tribunales para hacer justicia», señaló.