Una abogada se ausenta entre sollozos de un juicio a un sintecho en Vigo

E. V. Pita VIGO / LA VOZ

VIGO CIUDAD

La letrada se excusó por sus nervios ante la presión, causada por la «publicidad» que se le había dado al caso

25 ene 2013 . Actualizado a las 06:00 h.

Una abogada de oficio que defendía a un sintecho de Vigo se levantó ayer de la silla en mitad del juicio, cruzó al estrado y espetó entre sollozos: «¡Señoría, no puedo seguir!». Ante la atónita mirada de 30 estudiantes, la jueza, el fiscal y un abogado de la Policía Local, la letrada explicó visiblemente emocionada su motivo para pedir la suspensión de la sesión por 10 minutos.

Todo empezó con un tira y afloja entre la magistrada del Juzgado de lo Penal número 2 de Vigo y la abogada que defendía a J. A. C. J., un sintecho de 60 años, enfermo crónico, acusado de resistirse a 4 policías locales que lo desalojaron del albergue de los Hermanos Misioneros de Enfermos Pobres de Vigo el 14 de junio del 2010. Quería entrar ebrio a dormir y montó la bronca cuando el padre Donaire y el portero se lo impidieron.

La jueza había cortado varias veces el interrogatorio de la letrada a los policías locales que arrestaron al indigente. Iba a detalles para pillarlos en contradicciones. La titular se exasperó y declaró improcedentes sus preguntas. La chispa estalló cuando un policía terminó de declarar y salió, pero la abogada pidió que regresase a la sala para evitar que se comunicase con el resto de los agentes. La jueza le permitió marchar a condición de que no parase en los pasillos.

La letrada saltó porque dicha negativa podría crear una nueva indefensión a su patrocinado. «No puedo soportar lo que considero una lesión en la defensa, no puedo seguir, necesito descansar», dijo ante decenas de universitarios que abarrotaban la sala como público. Con los ojos empañados, añadió hacia la jueza: «No necesito que me presionen, esto no me ha pasado jamás». Y se excusó por sus nervios ante la «publicidad» que se había dado al caso. La jueza concedió el respiro y, al reanudar la sesión, todo fue cortesía. El fiscal incluso rebajó la pena de cárcel y la multa al acusado y lo benefició con la atenuante de «embriaguez».