La última persona que vio a Diego Novo con vida declara hoy

Alberto Mahía A CORUÑA / LA VOZ

GALICIA

En la segunda jornada del juicio omparece la profesora que lo encontró en el baño, lo regañó y lo obligó a regresar a la piscina

16 ene 2013 . Actualizado a las 16:06 h.

Toda vez que las declaraciones de los imputados por la muerte de Diego Novo un niño de 4 años en la piscina del colegio coruñés Liceo La paz no aclararon lo que ocurrió la mañana del 30 de marzo del 2009, la acusación aguarda con impaciencia el testimonio de la profesora que aquel día se encontró con el crío en los vestuarios durante la clase de natación. Su comparecencia es crucial no ya por ser la última persona que vio con vida al pequeño, sino porque lo vio en el interior de los vestuarios solo, sin chanclas ni burbuja, mientras se desarrollaba la clase de natación. De hecho, lo regañó. Le dijo que regresara con sus compañeros a la piscina. Y lo vio marchar.

El socorrista afirmó en la primera sesión del juicio que no apartó la vista de la piscina durante la media hora que duró la clase y que solo hubo un niño que pidió ir al baño y no era el fallecido. Estas palabras se contradicen, en opinión de las acusaciones, con lo declarado en su día por aquella maestra que llamó la atención a Diego Novo en el aseo. Aunque el propio socorrista también dejó abierta la posibilidad de que saliera del agua sin ser visto y que luego regresase a la piscina cuando había terminado la hora de natación y ya estaban todos en el vestuario.

Aquí juega un papel importante la burbuja, según las acusaciones. Si el propio socorrista reconoció que era muy difícil que un niño de 4 años se quitara él solo el flotador, ya que tiene un cierre de seguridad, cómo es posible que esa profesora lo viera en el baño sin él.

La monitora que se encontraba aquella mañana al cuidado del grupo de 13 alumnos de infantil entre los que estaba Diego Novo vino a decir lo mismo que el socorrista, que solo uno de ellos pidió para ir al baño y ella misma lo acompañó. Faltaban escasos minutos para que finalizase la clase. De hecho, cuando regresó a la piscina con el pequeño, la instructora de apoyo de natación se quedó en la puerta de los vestuarios esperando a su compañero, que ya estaba quitándoles las burbujas a los demás alumnos.

Estos dos imputados, para los que las acusaciones solicitan una pena de cuatro años de prisión como presuntos autores de un delito de homicidio por imprudencia, relataron el pasado lunes ante la titular del Juzgado de lo Penal número 5 que el protocolo de las clases de natación se inicia en el vestuario, cuando recogen a los niños en bañador y tanto el monitor como el socorrista los acompañan al borde de la piscina. Allí les ponen la burbuja y les ayudan a meterse en el agua. Al tratarse de niños de tan corta edad, los hay que no quieren meterse y se quedan en la orilla. Y los que se meten, juegan. Es lo único que hacen. Mientras la monitora está fuera, próxima a los críos, el socorrista los observa un poco más apartado, teniendo así una visión más completa. Si un niño necesita ir al baño, lo acompaña uno de ellos. Como ocurrió aquel día con un compañero de Diego Novo.

Una vez finalizada la clase, según relataron, les ordenan salir del agua y les van quitando las burbujas y ayudándolos a poner las chanclas. Luego se dirigen al vestuario en fila india, con un adulto al principio y otro al final. Si esto fue así, ¿cómo apareció Diego en el fondo de la piscina? Ni los imputados se lo explican.