Cuando sus cuerpos ya sin vida fueron recuperados del interior de la fosa, José Manuel Otero y José Daniel Franco llevaban puestos unos ligeros trajes de agua sobre sus ropas. No portaban ni máscaras ni ningún otro elemento de protección, motivo por el que parece descartado que en sus planes estuviese introducirse en la fosa séptica. Y es que, según señalaron los miembros de emergencias que se trasladaron al lugar -el Grumir de O Grove y los bomberos de O Salnés- para trabajar en esas estructuras es preciso protegerse con trajes especiales y un equipo de respiración autónoma. De hecho, durante el operativo uno de los agentes que se había introducido en la fosa tuvo que salir precipitadamente cuando se le acabó la bombona de aire. Había dejado el cuerpo sin vida de la segunda de las víctimas atado y asegurado, pero tuvo que ser relevado para que la operación pudiese completarse.
Dolor y crisis de nervios
Además de los bomberos y de los miembros del Grumir, hasta Porto Meloxo se trasladaron ayer varias patrullas de la Policía Local, la Guardia Civil y ambulancias. A las puertas de la fábrica se arremolinaron también, desde primera hora, curiosos y vecinos que habían acudido a arropar a los familiares de las víctimas, algunos de los cuales precisaron asistencia sanitaria.
La consternación por lo ocurrido no tardó en extenderse por todo el municipio. El alcalde, Miguel Ángel Pérez (PP), acudió a la zona para transmitir sus condolencias a las familias Y el BNG emitió un comunicado de pésame y suspendió un acto convocado para hoy con el sector del mar.