Detenido por abandonar a treinta perros en una finca de Castroverde

Dolores Cela Castro
dolores cela LUGO / LA VOZ

GALICIA

PRADERO

Los canes no comieron en ocho días y escaparon para buscar alimento

20 sep 2012 . Actualizado a las 13:12 h.

Un extrabajador de una granja de Paderne, en el concello lucense de Castroverde, fue detenido por la Guardia Civil como presunto autor de abandono de una treintena de perros, que dejó encerrados en una finca de la propietaria de la explotación ganadera. Manuel H. quedó en libertad con cargos tras prestar declaración.

Los canes siguen en la finca y de su alimentación se hizo cargo la dueña del terreno, una anciana que está impedida y se mueve en una silla de ruedas. Lo hará, según dijo, hasta que el Seprona le dé una solución para los perros, que insiste en que no están agonizantes. Reconoció, sin embargo, que presentan signos de malnutrición y que podrían tener alguna enfermedad, pero, según dijo, se debe a que el antiguo empleado se marchó, con el compromiso de alimentarlos, y no les dio de comer en una semana. Ella quiere quedarse con dos de los tres únicos canes que tienen microchip -uno se lo llevó la protectora- y que son el origen del resto de las camadas que nacieron en los últimos siete años. La mujer insiste en que los perros son de su exempleado y que a ella le gustaría que encontraran nuevo dueño.

La protectora de animales recogió cuatro perros de los que se escaparon del recinto para tratar de encontrar comida. Huyeron todos, pero volvieron la mayoría. La incógnita es qué ocurrirá con los que están hacinados en un reducido espacio que no limpian desde hace meses. El exterior también está repleto de excrementos del día que se escaparon. El alcalde de Castroverde insiste que la solución al problema tiene que venir de la Xunta y del Seprona, que él ya se encargó de retirar los canes que estaban fuera de la propiedad.

Varias personas se acercaron a la casa de Paderne a ofrecer comida para los perros a la anciana y alguno apareció con sacos de pienso y con desperdicios de una carnicería.

La mujer asegura que avisó a su exempleado por el número de perros que tenía en la finca. «Él los mantenía -declaró- porque tenía una nómina, pero dejó de hacerlo. Nacían camadas y camadas y no se preocupaba de atajar un problema que iba en aumento».