Los recortes de los concellos se ensañan con la cultura y las fiestas

redacción / la voz

GALICIA

La tijera afecta a unos 60 servicios e iniciativas municipales, desde museos hasta ayudas a la natalidad

25 jun 2012 . Actualizado a las 14:09 h.

No hay negocio. Y se resiente el ocio. En los ayuntamientos gallegos, las fiestas, la cultura y el deporte son las principales víctimas de la tijera. Más de treinta concellos han paralizado o suprimido unos sesenta servicios e iniciativas municipales para ahorrar en tiempos de crisis. Algunas corporaciones presumen de mantener las mismas prestaciones reorganizando actividades, concentrando usuarios y aplicando tasas. Otras admiten abiertamente que el presupuesto que hace no tanto tiempo se dedicaba a las fiestas patronales ha sido derivado hacia políticas sociales.

Fiestas

Celebraciones gastronómicas y conciertos. La prensa británica utilizó la expresión «se acabó la fiesta» para referirse a la crisis sufrida por la economía española después de años de bonanza. En el caso de Galicia, comunidad festeira por excelencia, hay ejemplos literales. Los de los festejos suprimidos por las estrecheces. En Vilariño de Conso no se celebró la Festa do Cabrito el pasado carnaval. En Cerdedo, el Ayuntamiento no pudo hacerse cargo del San Xoán y canceló la Festa do Xabarín. Y en Forcarei los ajustes no respetaron ni la Festa do Gaiteiro de Soutelo.

Hay concellos que han optado por anular la comida anual con la que homenajeaban a los jubilados en los últimos años, como el de Burela, cuya corporación decidió destinar los casi 30.000 euros que costaba a servicios sociales desarrollados durante todo el año, como fisioterapia para personas con movilidad reducida o preparación al parto. En Narón, donde ya se suspendieron en el 2011 las fiestas del verano, el convite de los vecinos más longevos se reconvirtió en una especie de romería popular en la que los participantes llevaron su propia comida. En otros casos se han establecido tasas para los comensales, una especie de copago del xantar, como Ordes, donde cada pensionista abonó cinco euros por acudir.

En gran parte de los ayuntamientos de Galicia han recortado días en el calendario de festejos o han prescindido de algún extra, como los fuegos artificiales de Xinzo de Limia, o los conciertos de Cultura Quente de Caldas de Reis.

Deportes

Instalaciones y actividades. Las instalaciones deportivas públicas han sufrido un parón. En Rábade (Lugo) siguen sin piscinas porque no hay dinero para concluirlas. A principios del 2007 se adquirieron los terrenos para estas instalaciones. La obra se financió con unos 180.000 euros de la segunda fase del Plan E y el Concello aportó dinero a mayores para los trabajos de acondicionamiento. Pero eso no bastó para construir los baños y los vestuarios. El Concello contactó recientemente con una empresa para alquilar vestuarios móviles y, si cumplen con los requisitos de Sanidade, podrán abrir por fin.

Las exigencias del mantenimiento provocan el cierre de instalaciones cuando no hay fondos. La piscina municipal de Malpica funcionó solo durante un mes para cerrarse después sin fecha de nueva apertura. En Agolada se ha suprimido uno de los tres vasos de la piscina. La causa es una importante fuga de agua. Las obras de reforma supondrían un desembolso de 90.000 euros que el Ayuntamiento no tiene.

Otros concellos han impuesto tasas a los usuarios para acceder a pabellones y centros deportivos que antes usaban de forma gratuita, como Mondoñedo y Burela.

El ahorro llega también a las actividades deportivas en sí. En Betanzos el piragüismo se ha quedado huérfano en cuanto a ayudas municipales se refiere. En Vigo fueron eliminadas las bicicletas gratuitas que estaban disponibles para circular por el Casco Vello.

Cultura

Museos y bibliotecas. En Vigo está paralizada la rehabilitación del antiguo cine Fraga; el Centro de Artesanía Tradicional y el Museo Liste permanecen cerrados; y el Centro Galego de Fotografía ni siquiera llegó a abrir. En Baiona, el Museo de la Navegación, instalado en un edificio histórico después de una fuerte inversión, no tiene fecha de apertura. La biblioteca de Agolada no soportó una difícil ecuación: crisis y escasos usuarios. En Cee, la Casa da Cultura es uno de los pequeños gaiases que han crecido en Galicia, con un coste de 3 millones de euros y todavía a 300.000 de la conclusión.

La escasez de recursos unas veces cierra y otras paraliza. La Casa da Mocidade, en Ourense, está a la espera de apertura después de una inversión de 600.000 euros. El Concello ha fijado fecha recientemente: septiembre.

En algunos casos se prescinde del uso de determinadas instalaciones, pero se mantienen los servicios. En Ferrol, la oficina de turismo del centro de la ciudad y la oficina del Plan Urbán se han cerrado siguiendo el programa de ahorro de alquileres de bajos, pero la actividad que acogían se sigue desarrollando en otras sedes municipales.

Educación

Escuelas infantiles. Rábade está a la espera de guardería. El proyecto lo realizó y costeó el Concello antes del bipartito en la Xunta. Pero desde el Ayuntamiento señalan que ha tenido que realizar modificaciones y ahora no hay presupuesto. En otros concellos, como Xove, Barreiros y Cervo, han revisado las tasas al alza. En Cee se inauguró una segunda guardería municipal antes de las elecciones municipales, pero no llegó a abrir por falta de fondos y pese a la elevada demanda de plazas.

El ajuste va más allá. Se ha cancelado el programa educativo Vigo por Dentro, que contaba con 20.000 usuarios y en el que, según sus responsables, la ciudad olívica se convertía en el principal instrumento pedagógico para los alumnos.

Políticas sociales

Ayudas a la natalidad. La crisis también ha frenado el ímpetu de aquellas corporaciones que pretendían fijar población con ayudas a la natalidad. En Carnota se adjudicaban 2.000 euros fraccionados por nacimiento. Esta medida se implantó en el 2007. La intención era favorecer el asentamiento de familias en un municipio muy afectado por la pérdida de habitantes. Pero eliminaron la iniciativa a principios del 2010. En Lalín la suprimieron el pasado octubre. El plan, denominado Baby Lalín, solo resistió una convocatoria, la del 2010. Los 20.000 euros que estaban previstos para el 2011 se destinaron a ayudas sociales debido a la gran demanda de estas últimas.

Seguridad y vigilancia

Sin Grumir. En Cee y en Betanzos ya no opera el Grumir de forma estable. El Concello ceense decidió ahorrar 100.000 euros al año y despidió a sus tres empleados. Y Vigo ya no cuenta con los coidadores de barrio del Casco Vello, aunque el BNG reclama que regresen a las calles olívicas.