El PP y su socio independiente aprueban la ordenanza que restinge la concentración de vecinos en las aceras de Vilagarcía

Serxio González Souto
serxio gonzález VILAGARCÍA / LA VOZ

GALICIA

La oposición pidió sin éxito la retirada de una normativa que tendrá que ser ratificada por el pleno el mes que viene

30 abr 2012 . Actualizado a las 21:46 h.

Aunque la posibilidad de un acuerdo planeó sobre la sesión, finalmente el Partido Popular de Vilagarcía y su socio de gobierno, Ivil, aprobaron ayer su controvertida ordenanza de circulación y seguridad viaria. Una norma que, entre otras cuestiones, impide a los vecinos congregarse en las aceras formando grupos cuando esta situación obligue a otros viandantes a descender a la calzada. La oposición, conformada por PSOE, BNG y Esquerda Unida, solicitó la retirada del texto. Sin éxito. Apenas un par de horas antes del pleno, los conservadores convocaron al grupo socialista, que había presentado una decena de enmiendas, para anunciar que aceptaban todas las correcciones (incluida la de este punto, el más polémico) salvo dos. Los concejales del PSdeG mantuvieron el pulso y reclamaron que todas sus peticiones fuesen incorporadas al documento. Acusaciones cruzadas de fascismo, hipocresía y cinismo (los populares insisten en que PSOE y BNG aprobaron en Ourense una regulación tan restrictiva como la suya) concluyeron en una votación cantada. Once ediles a favor de la ordenanza, diez en contra. Ahora, solo cabe esperar que sus aspectos más espinosos sean pulidos en el período de alegaciones antes de su retorno al pleno para su ratificación definitiva, dentro de un mes.

El documento se presenta bajo la denominación de ordenanza de circulación y seguridad viaria. El artículo en cuestión es el 35.7: «Os peóns non deberán deterse nas beirarrúas formando grupos, cando iso obrigue a outros usuarios a circular pola calzada». El gobierno local (formado por 10 ediles del PP y 1 del partido independiente Ivil, precisamente el concejal de Seguridade Cidadá que defiende la iniciativa) opina que se trata de poner, negro sobre blanco, «unha norma de sentido común». Para la oposición, que conforman PSOE, BNG y Esquerda Unida, semejante formulación resulta «espeluznante», una suerte de «neofascismo», la adopción de un punto de vista desde el cual «calquera cidadán pasa a ser sospeitoso».

El combustible que alimenta la controversia no se agota en este punto. Apartado b) del mismo artículo: «Non se permite aos peóns correr, saltar ou circular de forma que moleste aos demais usuarios».

Otros usos

El capítulo tres se detiene en otros «usos» de la vía pública susceptibles de ser perseguidos: «Prohíbese permanecer patinando en prazas, zonas ou rúas peonís. Esta actividade realizarase nos espazos destinados ao efecto». En Vilagarcía únicamente existe un lugar que reúna tales características. Los chavales que lo frecuentan están reuniendo firmas para conseguir que, al menos, el Concello instale una cobertura en el half que les proteja de la lluvia: «Siempre que llueve solíamos ir a lugares cubiertos que hay por Vilagarcía, pero ahora que han puesto la nueva ley, ¿cuando llueva dónde nos meteremos?».

La única excepción a este rigor normativo se limita a los críos menores de 8 años. Ellos sí podrán patinar en plazas y calles. «¿Pero qué demonios diferencia a un niño de 8 años de otro de 9, 10 o 12?», protesta indignado un vecino. La ordenanza no teoriza al respecto. Pero, por si las moscas, autoriza a la Policía Local a requisar los patinetes a los menores de edad que sean sorprendidos con el pie sobre alguna rueda, al menos hasta que por allí aparezca algún adulto que se haga responsable del entuerto. Y, es de suponer, asuma también la sanción.

La distancia

La barrera de los 8 años parece haber convencido al redactor del documento. Los pequeños que no hayan cumplido esta edad quedan exentos de la prohibición de circular en bicicleta por las aceras a condición de que estén acompañados por un adulto y mantengan una distancia de 1 metro con respecto a cualquier fachada. «Hay aceras en mi barrio -indica un vecino- que ni ese metro tienen, ya me dirás».