El agresor del ácido quería atacar al hijo de un juez que lo condenó

J. becerra / M. vidal / x. Melchor A CORUÑA, SANTIAGO / LA VOZ

GALICIA

JAVIER BECERRA

Se confundió y arrojó el líquido a tres niños y una madre en la parada del bus

28 feb 2012 . Actualizado a las 15:05 h.

Un hombre, que supuestamente pretendía vengarse de un juez que lo condenó por violencia machista, arrojó ácido sobre tres niños y una mujer ayer en A Coruña. Se equivocó de objetivo y el líquido que portaba en una botella terminó derramado sobre otros pequeños. Las víctimas son dos hermanas, de 6 y de 9 años, que terminaron con quemaduras en la cara y en el cuello; el primo de estas, de 7 años, que tiene una en el ojo derecho, y la madre del pequeño, que se interpuso para protegerlo y que resultó con las vías aéreas afectadas y buena parte del cuello y la espalda dañadas.

Las dos niñas fueron dadas de alta por la tarde. Sin embargo, el niño y su madre permanecían anoche internados en el hospital materno infantil Teresa Herrera, según señaló la familia, que en un principio temió por la pérdida de la visión de las víctimas. Indicaban que, como mínimo, a las pequeñas les quedarán marcas de quemaduras en la cara que tardarán uno o dos años en desaparecer. Todo ello sin contar con el impacto psicológico que supuso esta agresión.

Las víctimas son dos hermanas, de 6 y de 9 años, que terminaron con quemaduras en la cara y en el cuello

El suceso ocurrió a las 14.15 horas en una parada de bus de la calle Juan Flórez, la situada al lado de la discoteca Pirámide, en pleno centro de la ciudad. Las hermanas y su primo bajaban del bus escolar en el mismo lugar en la que lo hace cada día el hijo del juez del que el agresor pretendía vengarse. En cuanto el hombre vio al que creía que era su víctima, derramó el ácido sobre su rostro y causando lesiones también a las dos niñas y a la madre del niño. Tras cometer la agresión y ante los gritos de los niños, el hombre se dio a la fuga.

Le hicieron una fotografía

Un viandante que vio lo ocurrido corrió tras el agresor y le hizo una fotografía con el teléfono móvil en las inmediaciones de la plaza de Lugo. Con esa imagen, agentes del Cuerpo Nacional de Policía rastrearon la zona, y dieron con él a los pocos minutos. Ya en la comisaría, el detenido confesó que había cometido esa acción por venganza, según indicaron fuentes de la investigación. Al parecer, el juez al que pretendía hacer daño atacando a su hijo lo había condenado en el pasado por un delito de violencia doméstica cuando se ocupada de uno de los juzgados de A Coruña. Por ello, se acercó con el ácido al niño que creía que era el hijo del magistrado. Las mismas fuentes indican que el líquido que utilizó el hombre es un desatascador de cañerías.

El ácido fue lo suficientemente agresivo como para causar importantes quemaduras en la piel de sus víctimas. Pero también para destrozar el abrigo de una mujer que esperaba el bus urbano en la misma parada. María del Carmen Paredes mostraba luego su prenda hecha trizas. Visiblemente afectada, recordaba los hechos: «Cuando llegó el bus del colegio, bajaron los niños, apareció el hombre corriendo, empezó a sacudir la botella y después echó a correr». Al hombre lo describió como «mayor, con pelo blanco y una cola de caballo. Si lo veo lo reconozco perfectamente».

También estaba allí Mercedes Vázquez: «Lo vi tan cerca que, de verdad, no me quemó la cara porque Dios no lo quiso. Empecé a chillar y vi cómo se escapaba. Aquí nadie entendía nada», decía nerviosa.

Los niños empezaron a gritar

«Pensaron que podía ser una broma de carnaval, de un tipo que les echaba agua a los niños», explicó después uno de los familiares de los pequeños. Pero el pánico cundió cuando los niños empezaron a gritar, diciendo que no podían ver, que se les quemaban los ojos. Los padres los resguardaron en un comercio a la espera de la ambulancia. «No tenemos ni idea de quién puede ser, no sabemos nada», decía el padre de las niñas desesperado, y temiendo consecuencias fatales para sus hijas y su sobrino.

En cuanto llegó la ambulancia del 061, los niños salieron protegidos por abrigos y tapándose la cara, y fueron trasladados al hospital. En plena hora punta, con la calle llena de gente, el suceso generó gran expectación. Muchos fueron los que se acercaron a los padres, muy conocidos en la zona, para interesarse por lo que había ocurrido.