Los concellos apagan farolas de parques y calles para ahorrar

Bea Costa
bea costa VILAGARCÍA / LA VOZ

FIRMAS

Vilagarcía, Vilanova, Catoira, O Grove, A Illa y Meaño aplican ya cortes

13 abr 2012 . Actualizado a las 07:00 h.

La eficiencia energética es un concepto que, poco a poco, se está implantando en el diccionario de la administración pública pero no ha sido hasta que la crisis apretó de verdad cuando los concellos han empezado a aplicar este criterio con rigor.

De los nueve mil puntos de luz que hay en Vilagarcía, se apagan por la noche una de cada tres farolas en las avenidas Rosalía de Castro, la de Cambados, Vilanova y en la calle Rodrigo de Mendoza, y se eliminan dos de cada tres en la avenida de Pontevedra y en los parques públicos del municipio.

El apagón se aplica a partir de las doce de la medianoche y hasta las siete de la mañana, cuando la densidad del tráfico y de peatones por la vía pública se reduce considerablemente. La máxima es ahorrar pero sin que ello suponga un deterioro en las condiciones de seguridad, inciden desde Ravella.

A esta medida de ahorro energético se sumarán otras, más a largo plazo, que se recogen en un estudio de eficiencia energética realizado por el Ayuntamiento, en el que no solo se evalúan los consumos del alumbrado público sino también del resto de los servicios municipales que precisan electricidad, desde las duchas de los pabellones hasta las terminales de los ordenadores. Los planes del gobierno local pasan por poner en manos de una empresa el desarrollo de estas medidas para lo se cual convocaría un concurso público.

En Vilagarcía todavía no tienen cuantificado en euros cómo va repercutir en las arcas municipales el apagado de farolas pero hay otros concellos que sí han echado cuentas. En Vilanova, por ejemplo, tienen el propósito de ahorrar 200.000 euros mediante la supresión de alumbrado público. Así se plasma en el plan de ajuste que acaba de aprobar el pleno por mandato del Gobierno central.

El Concello de Vilanova tiene que pagar 3,4 millones de euros a los proveedores y este dinero se va a sacar, entre otros conceptos, de la factura de la luz. Para ello se han empezado a oscurecer ya algunas calles: desde la una de la mañana hasta las 6.30 horas se apagan una de cada dos luminarias en el casco urbano y en el rural, allí donde no hay viviendas, se elimina el alumbrado totalmente porque, según explican desde el Concello, no se pone en peligro la seguridad de coches ni peatones.

También están apagando farolas en O Grove, tanto en puntos del rural como del centro urbano, y desde hace un mes Catoira se ha sumado a esta dinámica, a razón de una cada dos farolas, de forma alterna. La restricción todavía no ha llegado a las calles del centro urbano, pero llegará, una vez que los técnicos adapten los dispositivos para ello, según explica el alcalde, Alberto García.

Meaño también está un poco más oscuro últimamente. Se suprimió el alumbrado en los caminos que unen núcleos de población así como en el paseo de los molinos de agua. En este punto, se han vuelto a encender las farolas en cuanto llegó la Semana Santa y se mantendrán en servicio hasta el otoño ya que en verano es un lugar frecuentado por los amantes del senderismo y la naturaleza. En A Illa tampoco escapan a este tipo de restricciones.

No es el caso del Concello de Cambados desde donde informan que allí se apuesta más por la fórmula del ahorro energético que por apagar la luz. No es el único. En la mayoría de los ayuntamientos están aplicando este tipo de planes que pasan por cambiar bombillas por otras de menor consumo, regular y reducir los horarios de funcionamiento del alumbrado en virtud de las necesidades de cada momento e instalar reductores y estabilizadores de tensión con el fin de conseguir el mayor rendimiento del servicio con menos gasto.