Las terrazas toman de nuevo las calles

FERROL CIUDAD

ángel manso

Los negocios pagan unos 600 euros por tener instaladas seis mesas hasta septiembre

23 jun 2016 . Actualizado a las 05:00 h.

En miércoles y recién estrenado el verano, Ferrol abrió ayer su temporada de terrazas. A las instaladas durante todo el año se sumaron las primeras de las 22 autorizadas para ocupar durante la época estival la calzada frente a negocios de hostelería. Y que suponen el corte al tráfico durante casi tres meses -hasta el 14 de septiembre- de tramos de tres calles: Pardo Bajo completa, dos manzanas en Magdalena -desde Rubalcava hasta Concepción Arenal- y María -desde Tierra a Concepción Arenal, la primera manzana entre Armas y Amboage-. Las vallas cogían ayer por sorpresa a numerosos conductores: los que intentaban acceder a las vías cerradas y a los que habían dejado estacionados allí sus vehículos antes de que se aplicase la medida. Por ello, especialmente durante la mañana convivieron en el mismo espacio mesas y sillas recién colocadas rodeadas por coches en los arcenes. Hasta el punto de que en Pardo Bajo fue necesario desmontar alguna terraza ya instalada para permitir que la salida de un automóvil.

Como cada vez que se adopta esta medida, a pie de calle la polémica vuelve a surgir entre quienes priman la instalación de terrazas por el beneficio económico que supone para los negocios y el ambiente festivo que crean en la ciudad y a quienes les pesa más las molestias que suponen las calles cortadas y la merma de las plazas de estacionamiento en superficie. Al volante de su turismo Sara Martínez intentaba, infructuosamente, tomar la calle Magdalena desde Rubalcava. «Esto tendrían que avisarlo con antelación y poner señales. Ahora tengo que dar toda la vuelta», protestaba en plena hora punta. A su juicio, «no se deberían cortar las calles para poner terrazas: se perjudica al ciudadano para beneficiar a unos pocos». Pero sí en opinión del gobierno local y, sobre todo, de los hosteleros. «Económicamente ayuda», dice Leonardo Calvo, al frente del mesón La Posada, que estrenaba ayer de nuevo su terraza. «Al no poder fumar dentro, la gente está fuera, más cómoda, se toma la cervecita, pica algo... Y en verano hay mucha más gente», explica. Pero comprende las críticas por el cierre de calles. «Comparto las dos opiniones: la gente tiene que tener un sitio para poder aparcar los coches. Pero si no hay un repunte en esto, malo. A nosotros claro que beneficia», expone.

«Decidimos ponerla todos los años, tanto en Semana Santa como en verano, porque le da vida al pueblo, sobre todo al centro de Ferrol, que está muy falto de ella. Y con las terrazas la gente se anima, a pesar de que somos conscientes de que hay menos aparcamiento», expresa la propietaria de otro negocio de hostelería. «Pero si comparas un sábado sin terraza y otro con ella y el ambiente es mucho más», defiende. Además, argumenta que «creamos puestos de trabajo, aunque sean temporales», pero «nos sabe a poco porque estamos limitados en número de mesas, no como otros años».

Un negocio que ponga una terraza con seis mesas y cuatro sillas en cada una -el caso más repetitivo en las calles recién cortadas- pagará por esta temporada unos 640 euros, según cifraron algunos hosteleros. Una cantidad que algunos califican de «excesiva». Otros subrayan que «solo la pagamos nosotros», es decir, los negocios que las ponen temporales frente a los que las tienen todo el año, «y me parece un poco injusto», denuncian, «porque el tiempo que yo disfruto de la terraza a veces no me compensa económicamente».

Entre los vecinos, también división de opiniones: frente a los que critican el ruido y las dificultades de acceder a sus viviendas, hay otros más comprensivos con la medida: «Si se recogen a una hora prudente, no molestan. Al contrario: yo creo que animan un poco el barrio. A mí particularmente no me molestan en absoluto», dice Elisa Salgado, que aclara a renglón seguido: «Pero yo no vivo aquí», a pesar de que cuenta con un piso en el tramo afectado de la calle María.

Las terrazas pueden permanecer abiertas en verano, según la ordenanza en vigor, hasta la una de la mañana.