La militancia del PPdeG falló en su apuesta, pero Galicia será decisiva

Juan María Capeáns Garrido
juan capeáns SANTIAGO / LA VOZ

ESPAÑA

Ballesteros | Efe

Feijoo elude por el momento desvelar sus preferencias y pide unidad «antes, durante o después del congreso»

07 jul 2018 . Actualizado a las 05:00 h.

Si no apuestas, ni ganas ni pierdes. Con esta acomodada filosofía vivió el PPdeG el día después de la jornada histórica en la que el partido ha dejado por primera vez en manos de la militancia la elección de los dos candidatos que van a luchar por dirigir la formación política que, de momento, atesora más apoyo electoral en España. Los dirigentes populares gallegos se esforzaron en poner en valor la «neutralidad» de sus principales referentes, y tanto Feijoo como el secretario general, Miguel Tellado, destacaron que haciendo una lectura territorial se aprecia la «libertad» con la que acudieron a las urnas los militantes gallegos.

Esa interpretación es válida, porque los tres principales contendientes se repartieron entre un 28 y un 39 % de los votos, aunque si se abre el foco a toda España salta a la vista que Galicia tuvo una dinámica distinta, al vencer Cospedal por una diferencia de cuatrocientos votos sobre el segundo. La secretaria general, la más ligada al aparato en la etapa de Rajoy, ganó en A Coruña, Pontevedra y Lugo, y quedó segunda en Ourense, a 29 sufragios de su reconocida enemiga orgánica, Soraya Sáenz de Santamaría.

El PPdeG vivió semanas de tensión interna hasta que Feijoo decidió no dar el paso. Entonces optó por el silencio oficial y dejó que fueran otros los que posicionasen a la organización gallega por descarte. A pesar de que Feijoo y Tellado se esforzaron por tratar a los candidatos con aparente igualdad, que la propia Cospedal hubiese condicionado su candidatura a la del líder gallego despejó incógnitas para los militantes, que apostaron por la manchega, que solo venció en su tierra y en Galicia, Asturias y Ceuta.

Aunque los militantes del PPdeG pincharon con el candidato más votado, el peso de Galicia en la decisión final ha salido reforzado, porque es la cuarta comunidad con mayor número de compromisarios -por detrás de Andalucía, Comunidad Valenciana y Castilla y León- y la más influyente de todas, al contar Cospedal con un apoyo entre la militancia que ronda el 40 %, un porcentaje que incluso podría ser superior entre los 327 dirigentes gallegos que irán al congreso dentro de dos semanas, de los que 48 son miembros natos.

Los populares gallegos son conscientes de que los equipos de Casado y Sáenz de Santamaría pondrán sus ojos en Galicia para consolidar sus apoyos y sacar algún rédito de los de Cospedal, pero no ven tan obvio que los delegados que apoyaron a esta última se vayan a poner al servicio de Casado con el objetivo de cerrarle el paso a la ganadora.

A diferencia de otras direcciones autonómicas y provinciales, el PPdeG optó por no pronunciarse en la ronda previa y todo apunta a que madurará mucho cualquier posicionamiento, hasta el punto de que algunos dirigentes podrían viajar a Madrid el día 20 sin saber si hay orientación interna. El líder gallego insistió en que la militancia ha sido libre para elegir entre seis candidatos y «ahora es libre para elegir entre dos», y ha sostenido que no se debería dar una opinión hasta que se definan algunas ideas. Así, la organización gallega pretende ganar tiempo para perfilarse sin abrir una brecha entre la nueva dirección y la única comunidad en la que los populares gozan de una cómoda mayoría absoluta.

Para evitar el trance, Feijoo ha pedido paciencia para conocer «equipos, proyectos y objetivos», y Tellado proclamó que el partido ha entrado en un momento de reflexión en el que «antes de falar hai que escoitar». Sin embargo, de las valoraciones del presidente del PPdeG también se desprende cierta preocupación, ya que Feijoo reclamó que el partido salga del proceso «reforzado», y apuntó que la unidad se puede conseguir antes del congreso, durante este o «inmediatamente después». «Tiene que acabar como un planteamiento unitario», de forma que pueda tomar impulso. Si no ocurre algo así, dijo, no se habría conseguido el objetivo.

Al margen de las reflexiones genéricas del presidente, el secretario general se empleó a fondo para defender un proceso que podría provocar que la candidatura ganadora en primera instancia pueda acabar cediendo si el segundo -Casado- recaba los apoyos de los cuatro contendientes que han quedado fuera, lo que se podría interpretar como un pacto entre perdedores que tanto critica el PP cuando son otros los que desplazan a la primera fuerza para gobernar. Pero para Tellado no hay «incoherencias», porque el sistema de doble vuelta con participación de militantes y compromisarios forma parte de las reglas del juego de las que se ha dotado el partido, de ahí que para él resulte tan válido un ganador como otro, las posibilidades están «abertas». Por eso desea que los delegados sean capaces de «interpretar acertadamente» lo que expresaron las bases en las urnas, e incluso que haya una lista única cocinada antes del cónclave madrileño.

Lo que descarta Tellado es que la contienda a dos pueda generar una grieta insalvable, una reflexión que se permite tras comprobar el «profundo sentido da responsabilidade» demostrado, a su juicio, por los candidatos.

Vigo, la ciudad gallega con más compromisarios, promete «sentido de partido»

A pesar de que María Dolores de Cospedal se llevó la victoria provincial en Pontevedra, en la ciudad más grande de Galicia ganó Pablo Casado. La presidenta del partido en Vigo, Elena Muñoz, felicitó a los seis candidatos por propiciar un «día histórico en el que todos los afiliados pudieron expresar su opinión». «Ahora comienza una nueva etapa de dos semanas en las que los candidatos nos expondrán sus ideas y propuestas, para que después los compromisarios escuchemos a la militancia y decidamos», dijo. Vigo es la ciudad con más compromisario y la portavoz municipal aceptó «una responsabilidad» que promete gestionar «con rigor y con sentido de partido». «Estoy convencida de que de todo este proceso saldrá un partido más unido y más fuerte, capaz de hacer frente a la deriva del actual Gobierno», añadió, informa Manu Otero.

Participación baja

El senador popular José Luis Torres Colomer subrayó que las primarias han sido ejemplares, aunque indicó que la participación fue inferior a lo esperado. «Ahora serán los compromisarios quienes decidan quién será el presidente, pero lo importante es que estemos todos unidos en la persona elegida», añadió. Por su parte, el alcalde de Ribeira, Manuel Ruiz, dejó abierto el resultado que salga del congreso del 20 y el 21 de julio: «En lugares en los que fue mayoritaria una tercera opción veremos cuál será el sentir de los afiliados», según informa Ana Gerpe.

El aguijón de Caballero

También opinó sobre el proceso popular el líder de los socialistas gallegos, Gonzalo Caballero, quien se atrevió a aventurar que el presidente de la Xunta dio su apoyo a «unha determinada liña» que no ha triunfado, en alusión al respaldo de Galicia a Cospedal. Sin embargo, sí ve llamativo que la provincia de Ourense, dominada orgánicamente por Manuel Baltar, haya acertado con la «sintonía xeral» al apostar por Sáenz de Santamaría. En todo caso, el líder del PSdeG ha deseado al que finalmente sea el nuevo líder estatal del PP que asuma la lucha contra la corrupción con ejemplaridad en un partido «fundamental» en el sistema político.

Edelmira Barreira, la ourensana que inclinó la balanza hacia Santamaría

La provincia de Ourense volvió a demostrar en las primarias que dentro del PPdeG tiene su propia dinámica. En la capital hubo máxima igualdad, con Sáenz de Santamaría por delante de Cospedal por tan solo dos votos. Y en la provincia se inclinó la balanza definitivamente hacia la exvicepresidenta (206 contra 177), con Casado muy descolgado, con menos de un centenar de apoyos. El motivo tiene nombres y apellidos: Edelmira Barreira. Conocida como Miri, forma parte del círculo de confianza de Santamaría, tuvo responsabilidades en su gabinete y acabó su etapa en el Gobierno de Rajoy como comisionada sobre el reto demográfico. Trabajó con Alfonso Rueda en la Xunta y cuenta con el respaldo de Manuel Baltar, que la llamó en el 2015 para ser senadora por Ourense.