Forcadell, presidenta del Parlament al grito de «viva la república catalana»

Cristian Reino COLPISA

ESPAÑA

Atlas TV

Podemos votó a favor de la investidura de la candidata independentista, pero Pablo Iglesias asegura que en ningún caso apoyan a Artur Mas

27 oct 2015 . Actualizado a las 02:07 h.

Al grito de «¡Visca el pueblo soberano, visca la república catalana!». Así se estrenó ayer Carme Forcadell, la nueva presidenta del Parlamento de Cataluña, en lo que fue el preludio de la imagen final de una cámara autonómica fraccionada, con los diputados de Junts pel Sí y la CUP de pie aplaudiendo, y la práctica totalidad del resto de grupos, sentados y e indignados ante el discurso soberanista.

La elección de Forcadell y la constitución de la Cámara autonómica, comunicada al rey y a los presidentes del Congreso y el Senado, dieron el pistoletazo de salida a la undécima legislatura catalana, la que el independentismo quiere que dure 18 meses y sea la última de Cataluña como comunidad autónoma. La expresidenta de la Asamblea Nacional Catalana, que negaba por activa y por pasiva su interés por dar el salto a la política institucional y que ha llegado a decir que el PP y Ciudadanos no son partidos catalanes, se ha convertido en la segunda autoridad política de Cataluña, gracias a los votos de Junts pel Sí y la CUP, que en este punto sí están de acuerdo, y también por el apoyo de cinco de los once diputados de Catalunya sí Que es Pot, la marca en la que están integrados Iniciativa per Catalunya y Podemos. Los cinco votos correspondieron a parlamentarios de Podemos.

Forcadell obtuvo así el respaldo de 77 de los 135 diputados del Parlamento autonómico. La oposición no independentista -Ciudadanos, PSC, la mitad de Catalunya sí Que es Pot y el PP- votó en blanco (57) y se registró una papeleta nula.

Investidura en el aire

La sintonía de Junts pel Sí y la CUP en torno a la figura de Forcadell no anticipa en cualquier caso que ambas formaciones hayan cerrado el acuerdo para la formación de gobierno. La negociación sigue muy verde y la investidura del presidente de la Generalitat se mantiene en el aire. Aunque, los diputados de Junts pel Sí se mostraron confiados en el pacto y lanzaron gestos hacia la CUP, como un escrito, presentado junto a la credencial para obtener el acta de diputado, según el cual se conjuraron para «proclamar el Estado catalán, libre y soberano».

Artur Mas tiene hasta el 9 de noviembre para convocar la primera votación de investidura y hasta el 9 de enero para salir elegido. Si no es así, habría nuevas elecciones, ya que la CUP insiste en no votar a Mas. Siempre y cuando Catalunya Sí que es Pot no vuelva a sorprender en la votación como hizo ayer con la elección de Forcadell.

La confluencia de Podemos e Iniciativa echó un buen capote a la expresidenta de la ANC, pues de esta manera ya puede decir que ha salido elegida no solo con los votos de los partidos secesionistas. El cabeza de lista, Lluís Rabell, justificó los cinco votos a Forcadell como una oportunidad para que demuestre que es la presidenta de «todos». Rabell señaló que se trata de una operación «técnica», no política, de intercambio de votos entre grupos para la elección de los miembros de la mesa de la Cámara. «No hay lectura política, no anticipa nada», quiso dejar claro, porque las especulaciones sobre un posible apoyo, o al menos abstención, en la investidura de Mas ya empezaban a correr como la pólvora por el Parlamento catalán. «Podemos jamás va a apoyar un gobierno en el que esté una de las formaciones políticas que se ha convertido en trama corrupta», afirmó ayer Pablo Iglesias, en referencia a Convèrgencia. El líder de Podemos también atribuyó el respaldo de los cinco diputados de su partido a Forcadell a una cuestión institucional, no a un respaldo político.

El discurso de toma de posesión de Forcadell fue radical y de ruptura, toda una declaración de intenciones del independentismo, para el que ya no hay vuelta atrás.

Urkullu dice que no pone la mano en el fuego por el líder de Convergència en el caso del 3 %

El lendakari, Iñigo Urkullu, afirmó ayer que no puede poner «la mano en el fuego» por el presidente de la Generalitat catalana, Artur Mas, respecto a la trama del 3 % por financiación irregular de CDC, porque desconoce «las realidades que se dan en otros ámbitos», y abogó por la transparencia y «la gestión clara». En una entrevista radiofónica Urkullu señaló, no obstante, que le llama la atención que el caso del 3 % es un proceso judicial que lleva ya 10 años, algo que es «lamentable». «No voy a entrar en la interpretación política, en la medida en que creo que llevamos muchos años en el conjunto del Estado con una judicialización de la política mezclando cosas», añadió. En todo caso, considera que, a quienes tienen una responsabilidad de Gobierno, les corresponde «ser cada vez lo más transparentes posible y hacer una labor de gestión más clara, limpia y basada en unos principios éticos».

Pacto institucional

El lendakari coincidió con el rey Felipe VI en la inauguración de un congreso de empresarios en Bilbao. En este marco, reclamó la recuperación del «espíritu de pacto institucional» y de «reconocimiento mutuo» que supuso el Estatuto de Guernica, que ayer cumplió 36 años. «El espíritu de pacto se desvanece», en opinión del presidente vasco, al no completarse el Estatuto, no respetarse la «bilateralidad» entre el País Vasco y el Estado y cuestionarse el concierto económico. Por ello, demandó recuperar el diálogo con un «acuerdo que suponga el respeto a la diversidad y la pluralidad, el reconocimiento mutuo y la asunción de la realidad plurinacional. Un pacto que podamos legar a las generaciones futuras», añadió.

Urkullu manifestó su deseo de que el líder del PP, Mariano Rajoy, no siga como presidente en el Gobierno y espera que, quien le suceda en este cargo, garantice autogobierno y la convivencia en el País Vasco. Además, le preocupa que Ciudadanos y Podemos «sean claves para la gobernabilidad del Estado», dada la postura que mantienen ante el concierto económico y el cupo. El presidente del Gobierno vasco abogó por la profundización en el autogobierno, pero señaló que, al mismo tiempo, hay que abordar «un proceso gradual» para avanzar en la conciencia política de «nación de los vascos de los siete territorios».