El Gobierno reclama a Mas que no se someta a la CUP para ser presidente

Gonzalo Bareño Canosa
Gonzalo Bareño MADRID / LA VOZ

ESPAÑA

Juan Carlos Hidalgo | EFE

Los antisistema llaman a desobedecer la ley antes incluso de la investidura

10 oct 2015 . Actualizado a las 05:00 h.

«Para gobernar uno no se tiene que someter a minorías y a programas que son de abierta desobediencia al marco de convivencia». El Gobierno aprovechó ayer la radicalidad de las condiciones de la CUP para avenirse a negociar un acuerdo con Junts pel Sí para hacer una llamada a la reflexión a Artur Mas y reclamarle que no haga pagar su debilidad a todos los catalanes sometiéndose a las exigencias de un partido antisistema para ser investido.

El Ejecutivo teme que Mas sea capaz de aceptar una parte del programa de máximos planteado por la formación de izquierda radical, que incluye separación inmediata de España y la desobediencia de las leyes. Y, por eso, la vicepresidenta del Gobierno, Soraya Sáenz de Santamaría, recordó ayer que la CUP solo obtuvo un 8 % de los votos en las pasadas elecciones y no puede imponer con ellos sus propuestas a todos los catalanes.

No descarta nuevas elecciones

Pero, pese a esta llamada a la reflexión, lo que el Ejecutivo pretende es poner contra las cuerdas a Mas, al que culpa de haber creado un problema muy grave no solo para Cataluña, sino para toda España. «No le ha bastado con fracturar a la sociedad, hacer quebrar su coalición, cosechar los peores resultados, los suyos y los del partido al que se unió. Ahora pretende hacer en Cataluña un programa que está muy alejado de lo que quiere la inmensa mayoría del electorado en Cataluña», señaló la número dos del Ejecutivo. «Que Mas tenga dificultades para gestionar su futuro no quiere decir que tenga que trasladarlas al futuro del conjunto de los catalanes», insistió Sáenz de Santamaría, quien no descartó que la única salida de Mas ante esta situación sea de nuevo la de convocar elecciones.

Mucho más duro se mostró el portavoz del PP, Pablo Casado, quien aseguró que el líder de CDC ha hecho «un auténtico ridículo» con su plan secesionista y aunque «lo diga Mas o lo diga la CUP, no va a haber ningún proceso de separación ni de desconexión con España porque España va a seguir siendo un pueblo unido».

La posibilidad de un acuerdo entre la CUP y Junts pel Sí fue criticada también desde la izquierda, aunque en sentido contrario. El futuro portavoz en el Parlamento catalán de Sí que es Pot, en donde se incluye Podemos, Joan Coscubiela, dijo compartir la tesis de la CUP de que Cataluña vive una emergencia social que requiere un plan de choque social y proceso constituyente, pero advirtió a los antisistema de que pensar que ese programa puede ser encabezado por una lista como Junts pel Sí es tener «mucha imaginación o mucha capacidad de autoengaño».

Romeva, de acuerdo en casi todo

Lejos de arredrarse ante estas críticas, el cabeza de lista de la CUP, Antonio Baños, redobló ayer su apuesta y propuso a Mas «desobedecer» las sentencias del Tribunal Constitucional y las leyes de educación antes incluso de la investidura porque «dispone ya del mandato» para hacerlo. «Si el principio de legalidad se opone al principio democrático, prevalece este último», señaló para justificar la desobediencia.

Y tampoco en Junts pel Sí parecen estar especialmente alarmados. Su cabeza de lista, Raül Romeva, aseguró que están «prácticamente de acuerdo en todo» con la CUP y coincidió en que es «más importante el cómo que el quién», en referencia a la reticencia a investir a Mas, aunque descartó «absolutamente» que él pueda ser presidente de la Generalitat. «No he sido nunca candidato y no soy candidato», señaló.