José Ignacio Wert, el miembro del Gobierno peor valorado en las encuestas del CIS

La Voz REDACCIÓN / LA VOZ

ESPAÑA

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A Wert lo «plantaron» rectores, consejeros de Educación, y estudiantes brillantes le negaron el saludo

26 jun 2015 . Actualizado a las 05:00 h.

«Soy como un toro bravo; me crezco con el castigo». Es una de las frases que define al ya ex ministro de Educación, Cultura y Deporte, José Ignacio Wert (2011-2015). Era el miembro del Gobierno de Rajoy que peor valorado resultaba en las encuestas del CIS y que cosechó más enemigos. A Wert lo «plantaron» rectores, consejeros de Educación, y estudiantes brillantes le negaron el saludo. Y si en el mundo educativo no era simpático, tampoco lo resultaba en el de la cultura y en el del deporte, y no se diga ya entre nacionalistas.

Consiguió aprobar la Ley Orgánica para la Mejora de la Calidad Educativa (Lomce), que entrará en vigor este curso, con grandes controversias, en especial la regulación para garantizar la enseñanza en castellano en Cataluña y sus declaraciones sobre el deseo de «españolizar a los alumnos catalanes». También de su cosecha es la reforma universitaria, con el decreto que permite carreras de 3 años y másteres de dos, la subida de las tasas de matrícula y las nuevas exigencias para obtener becas. Pero este gestor que se ha mostrado incansable no se va por las críticas recibidas. Esas poco le importan. «Solo tiro la toalla al salir de la ducha», dijo en una ocasión. Pero al menos dos veces tuvo que dar marcha atrás: rebajar la exigencia académica de 6,5 a 5,5 para acceder a becas universitarias y mantener la cuantía de las becas Erasmus.

IVA del 21 %

En cuanto a Cultura, el IVA del 21 %, la Ley de Propiedad Intelectual y la inexistencia de una Ley del Mecenazgo son algunas de las razones por las que Wert tampoco se ha granjeado muchas simpatías.

Y en el mundo deportivo, su empeño de acabar con la deuda de los clubes de fútbol y el real decreto-ley sobre la comercialización de sus derechos audiovisuales también le granjeó enemigos. Ese real-decreto fue uno de sus últimos quebraderos de cabeza, pues desembocó en una convocatoria de huelga, aunque finalmente no se llevó a cabo. En fin, que fue un ministro polémico donde los haya y que no dejó indiferente a nadie desde el primer momento. Al mes de llegar al ministerio derogó los temarios de ingreso al profesorado de la educación pública y restableció los anteriores. Y se va equiparado el tratamiento del catalán durante el franquismo con la situación actual del castellano en Cataluña.