La infanta admite que crearon Aizoon para canalizar los ingresos de Urdangarin

Melchor Saiz-Pardo MADRID / COLPISA

ESPAÑA

En su declaración ante el juez se defendió con medio millar de respuestas evasivas y un argumento: «Yo me ocupaba de los niños y mi marido de los gastos»

21 feb 2014 . Actualizado a las 07:00 h.

Centenares de evasivas, pero, al final, la infanta dijo algo comprometedor. La declaración de Cristina de Borbón no fue tan perfecta como hicieron ver sus abogados. Los 113 folios de la transcripción de las seis horas y media de interrogatorio revelan que la hija del rey, casi al inicio y al final de la maratoniana declaración, reconoció en seis ocasiones saber que Aizoon, la inmobiliaria que comparte con su marido y que le ha llevado a estar imputada por fraude fiscal y/o blanqueo de capitales, era en realidad una firma fantasma sin actividad alguna, que tenía como único objeto camuflar las ganancias de Iñaki Urdangarin. «Mi marido la creó para canalizar sus ingresos profesionales», dijo sin percatarse de que no solo estaba culpando de todo a su esposo sino también estaba autoinculpándose como cooperadora en un presunto fraude.

El interrogatorio hasta entonces transcurría por los derroteros que pretendía la defensa de la infanta. Ella se presentaba como una mujer enamorada que creía a pies juntillas en su marido, ignorante de todos sus negocios. Pero el juez José Castro no estaba dispuesto a entrar en ese juego y empezó a hilar fino con la empresa de la que son copropietarios los duques al 50 % y que se embolsó casi un millón de euros de dinero público y que jamás vendió o compró un piso a pesar de que sobre el papel era una inmobiliaria.

Creación de Aizoon

«Mi marido me lo propone y con la confianza que le tengo, yo lo acepto»

«¿Por qué interviene usted en Aizoon?», inquirió el instructor. «Porque mi marido me lo pide y por confianza con él, me pareció bien y lo acepté», respondió. Y llegó la pregunta que puede marcar su futuro procesal. «¿Cómo le propone exactamente su marido la creación de Aizoon?», abundó Castro. «Mi marido me lo propone y con la confianza que le tengo, yo lo acepto. Crea Aizoon para canalizar sus ingresos profesionales y a partir de ahí yo no he tenido nada más que ver, ya lo ha llevado él, yo no he intervenido en nada», confesó.

El instructor volvió a la carga con otras tres repreguntas sobre el objetivo real de aquella empresa, y la infanta insistió en que era «canalizar los ingresos profesionales» de Urdangarin, lo que suponía tributar por esos trabajos con el impuesto de sociedades, que tiene un tipo impositivo menor, cuando debía haberlo hecho por el IRPF.

Ingresos de Aizoon

«Entiendo que de sus ingresos profesionales»

Para Cristina de Borbón, hasta entonces una roca sin fisuras en sus respuestas, ya era demasiado tarde para rectificar. «¿De qué ingresos estaríamos hablando?», hurgó el juez. «De los trabajos profesionales que él realizaba en esa época de asesoramiento, consultoría, eventos deportivos, actos de alto nivel científico deportivo, siempre de carácter deportivo, puesto que es el ámbito de su interés», intentó explicar la imputada.

«¿Ingresos procedentes de servicios personales de su esposo o ingresos derivados de actividades que producía Aizoon?», requirió Castro. «Entiendo que de sus ingresos profesionales, pero ya le digo señoría que yo luego no he intervenido en los detalles», contestó la infanta, quien, más tarde, ante las preguntas de la Abogacía del Estado, representante de Hacienda en este proceso, incluso llegó a admitir que conocía cuál era el objetivo real de la creación de Aizoon. «¿Cuándo constituye Aizoon sabía usted que su marido iba a imputar a ella sus rendimientos profesionales?», demandó la letrada de Justicia. «Sí, bueno, creo que fue a través de Aizoon que canalizaba sus ingresos profesionales, pero no sé más», volvió a confesar. La abogada de Hacienda no abundó en el asunto y pasó a otra cosa.

Diferentes fuentes del proceso, más allá de otras frases jugosas de Cristina de Borbón, destacaron la «repercusión penal» de la confesión de Cristina de Borbón. Unas palabras que podría complicar su futuro, sobre todo como posible cooperadora necesaria en los dos de los tres delitos fiscales que se imputan a Urdangarin, los de los ejercicios 2007 y 2008, en los que el duque facturó con Aizoon 699.720 euros y 451.888 euros por sus trabajos para diversas empresas. Unas asesorías que tenía que haber tributado como IRPF y no como beneficios de empresa. En realidad, según consta en el sumario del caso Nóos, Aizoon facturó entre el 2007 y el 2010 un total de 1,6 millones de euros procedentes de esas actividades.

Cumplir con Hacienda

«Casi me ofende, señoría»

No obstante, la infanta se esforzó en hacer ver que cumplía escrupulosamente con Hacienda. «Nunca hubiese aceptado que se me hubiera utilizado como escudo fiscal, nunca, no me consta y casi me ofende, señoría», contestó en un momento al juez, ante el que se quejó de que «por ser hija del rey quizá se me ha sometido a un escrutinio mayor y se me ha mirado con más detalle en todos los temas referentes a Hacienda».

Responsabilidades

«Mi marido y yo no hablamos de nuestros negocios en casa»

Más allá de ese importante desliz, y como ya se conocía, la infanta se quiso presentar como totalmente ignorante de los negocios de su marido en Aizoon, pero también en el Instituto Nóos. Su discurso fue bastante homogéneo: «Nunca he tenido control sobre cuentas ni nada que ver con Aizoon»; «mi marido y yo no hablamos de nuestros negocios en casa»; «yo me ocupaba de los niños, de sus actividades, de la escuela y de todo lo que tenía que ver con ellos, con médicos y demás, y mi marido se ocupaba de toda la parte de los gastos», fueron algunas de sus respuestas sobre su perfil profesional.

Atareada vida diaria

«Hasta cien actos oficiales»

Además, abundó en la idea de que no tenía ni tiempo con su vida atareada, de «hasta cien actos oficiales al año» de saber de las cuentas de la familia. «Todos los días eran iguales, dependiendo de si tenía alguna actividad institucional de representación oficial o no, pero generalmente me levantaba por las mañanas, desayunaba con mis hijos, los llevaba al colegio y de ahí me desplazaba a mi lugar de trabajo. Luego, por las tardes, en el caso de no tener ninguna actividad de representación institucional, si podía los recogía en el colegio y me volvía o les llevaba a sus actividades extraescolares, o ya nos volvíamos para casa».

El interrogatorio

Medio millar de evasivas

La infanta usó al menos once muletillas para sortear la respuesta de hasta 595 cuestiones embarazosas amparándose en su desconocimiento o mala memoria. Más de medio millar de evasivas para un total de 1.063 preguntas. En realidad muy pocas de las respuestas superaron las cien palabras. Solo dio respuestas largas a preguntas intrascendentes, como la de describir su vida de ama de casa. El peso del interrogatorio, ante la negativa de Anticorrupción a acusar, lo llevó el juez José Castro, que planteó 806 interrogantes. El fiscal Pedro Horrach apenas hizo 121 y la representante de la Agencia Tributaria, se limitó a 136 demandas. Ni Horrach ni la abogada del Estado ahondaron en las cuestiones espinosas. Las actas revelan que la infanta Cristina fue un auténtico frontón durante las seis horas y media de interrogatorio. «No sé» fue su respuesta más habitual (223 ocasiones); «no lo sé», 189 veces; 92 variaciones de «no recuerdo»; 58 veces «lo desconozco»; 9 veces «no lo sabía» y 24 más otras fórmulas similares.