El AVE y la Expo, un sueño frustrado veinte años después

Gonzalo Bareño Canosa
Gonzalo Bareño ENVIADO ESPECIAL / LA VOZ

ESPAÑA

La fuerte inversión llevó prosperidad, pero no logró transformar Andalucía

23 mar 2012 . Actualizado a las 11:18 h.

Mientras a Galicia le quedan como mínimo seis años para estar conectada con Madrid por una línea de alta velocidad ferroviaria, Andalucía conmemorará, inmediatamente después de las elecciones autonómicas, el 20 aniversario del AVE a Sevilla, inaugurado el 14 de abril de 1992. Esa línea, y la celebración ese mismo año en la capital andaluza de la Expo 92, fueron las grandes apuestas del Gobierno socialista de Felipe González para impulsar el desarrollo de la comunidad. Cuatro lustros después, el balance es agridulce y demuestra que las grandes infraestructuras no garantizan por sí mismas la prosperidad si no van acompañadas de una inversión en el tejido industrial.

Ni el AVE ni la Expo han tenido sin embargo cabida en la campaña. PSOE y PP son conscientes de que la crisis impide mantener la inversión en recuperar el espacio de la Expo y que en la alta velocidad la prioridad estará en otras comunidades. Pasear hoy por lo que fue la Expo 92 implica un contraste de sensaciones. Algunas zonas han sido recuperadas con acierto, pero otras reflejan la desidia y el olvido que sucedió a los fastos del 92. Emblemas de la muestra, como la esfera bioclimática, hoy son solo esculturas decorativas en espacios deshabitados. Tras un período de abandono, en los últimos años la inversión en rehabilitación evitó que la zona se convirtiera en un lugar marginal y degradado.

Algo similar sucedió con el AVE. Si bien la conexión con Madrid supuso un impulso importantísimo para Sevilla, en especial en lo que afecta al turismo, ese progreso no se extendió al resto de las regiones andaluzas. Veinte años después, por ejemplo, Huelva sigue esperando la conexión por alta velocidad con Sevilla y el resto de España.

Rechazo al discurso del agravio

«El AVE, en principio, solo tenía efecto en Sevilla, y un tanto de pasada, en Córdoba. El resto andaluz permaneció al margen de sus posibles efectos», señala Antonio Miguel Bernal, catedrático de Economía de la Universidad de Sevilla, que considera sin embargo que detrás de las críticas a la falta de aprovechamiento de lo que fueron el AVE y la Expo 92 se esconde un intento de difundir el mensaje sobre «la incapacidad e incompetencia de un pueblo como el andaluz para aprovechar las aportaciones de progreso».

A pesar de haber sido la primera comunidad en disponer de alta velocidad, si hay algo que molesta a los andaluces es que se les achaque un trato privilegiado respecto a otras regiones. «La segunda pista del aeropuerto de Barajas ha costado tanto o más que el AVE a Sevilla», explica a La Voz el profesor de Historia Económica Luis Ángel Hierro. Asegura que las grandes obras de infraestructura tienen una repercusión positiva en la producción, pero deben estar acompañadas por la iniciativa privada. «El sector público no puede desarrollar un Zara o un Silestone», concluye.