La contratación de técnicos industriales crece hasta un 40 % en solo dos años

Gabriel Lemos REDACCIÓN / LA VOZ

ECONOMÍA

Bouza

Los expertos urgen mejoras en la formación dual para cubrir las necesidades de las empresas

10 abr 2017 . Actualizado a las 05:00 h.

Que el titular no le lleve a engaño. Galicia sigue siendo un país de camareros. Y de peones, dependientes y limpiadores. Si las necesidades del mercado laboral se miden al peso, por volumen de puestos de trabajo, la hostelería y el comercio siguen siendo los grandes motores del empleo. No en vano, el año pasado se firmaron en la comunidad más de 151.000 contratos de camarero y 125.000 de peones para la industria o actividades logísticas.

Lo malo, para los demandantes de empleo, es que la competencia para esos puestos suele ser encarnizada, porque el perfil es tan abierto que casi cualquier persona puede optar a ellos. Y por eso no ofrecen garantías de empleabilidad, por mucha experiencia que acredite que uno es idóneo para el puesto. Si lo que se quiere es más certeza de poder salir del paro (y no volver a caer en él), hay que mirar a otros sectores. En concreto, al industrial.

Eduardo Adán, delegado de la agencia de colocación Nortempo en Galicia, explica que una de las grandes bolsas de empleo en la comunidad está en la automoción y la industria alimentaria que, además de mano de obra directa, precisan responsables de calidad, de proyectos o de desarrollo de producto. Perfiles que, además, permiten al profesional moverse entre varios sectores, ya que las competencias del puesto son muy similares. Además del industrial, apunta a otros dos nichos de empleo: las tecnologías de la información (profesiones como programadores de software y de aplicaciones Android o expertos en ciberseguridad) y uno más tradicional, el márketing y las ventas.

Dentro de esos grupos están las profesiones de más difícil cobertura en la comunidad. Puestos «donde el paro es cero y el personal que reclutamos está siempre activo». De hecho, asegura que en estos perfiles se hace más un trabajo prospectivo, en el que son ellos los que salen a buscar posibles candidatos para un puesto, que de reclutamiento, lo que también se nota en las condiciones salariales, con más espacio a la negociación con el trabajador. Vamos, el maná del mercado laboral. Y suelen ser siempre puestos técnicos, desde las profesiones de siempre (torneros, fresadores o matriceros) a otras propias del nuevo modelo productivo, como técnicos o programadores de robótica.

En el caso de las profesiones tradicionales, el gran problema, dice, «es el relevo generacional», que afecta a industrias como la conserva, que necesita fileteadores o mecánicos, profesiones que antes se transmitían de padres a hijos. En el caso de la robótica y otros empleos punteros, el déficit es formativo: «No tiene tanto que ver con la formación como con el enfoque. Tenemos un exceso de carga teórica, pero la parte práctica no tiene tanto peso». Por eso defiende el modelo de la FP dual, que permite moldear los futuros profesionales de acuerdo a las necesidades reales de las empresas. 

El empuje de la industria 4.0

Desde la Xunta apuntan también la importancia para el empleo del sector industrial, donde se pagan los salarios más altos y donde el porcentaje de contratos indefinidos es mayor. Con los datos de la EPA en la mano, en la Consellería de Economía destacan el fuerte empuje en la contratación experimentado en las profesiones ligadas a la industria 4.0.

Así, explican que entre el 2014 y el 2016 han aumentado un 40 % los contratos de técnicos en operaciones de sistemas informáticas y un 38 % los de técnicos de equipos de control de procesos o técnicos de control de calidad, por citar solo los perfiles que más han crecido en estos dos últimos años. Un catálogo en el que también incluyen a los técnicos en metalurgia, ingenieros industriales y de producción, técnicos en prevención de riesgos laborales, programadores, delineantes y dibujantes técnicos o técnicos en mecánica.

Pero centrar el foco en la industria no implica dejar desatendidos otros sectores, como el comercio o la hostelería. José Oreiro, director de zona de Adecco en Galicia, destaca que no se puede hablar de un mercado laboral único en la comunidad, sino que los perfiles más demandados varían en función de la comarca. Así, mientras en la zona sur manda la automoción y «a la gente que tenga experiencia en pintura o montaje se la rifan», en otras hay un déficit de comerciales. «Parece que huimos de los puestos comerciales, por ser demasiado agresivos», pero hay oportunidades, por ejemplo en el sector financiero -«donde no se requiere mucha experiencia previa», lo que abre la puerta a los recién titulados- o para aquellos profesionales con idiomas. Y luego está la logística, un sector floreciente que cada vez necesita más mano de obra para atender el bum del comercio electrónico.