Las herencias en vida repuntan un 70 % en Galicia por la nueva fiscalidad

Rubén Santamarta Vicente
rubén santamarta REDACCIÓN / LA VOZ

ECONOMÍA

Pilar Canicoba

Desde inicios de año, 14.000 gallegos se han acogido a esa vía, con fuertes exenciones

08 sep 2016 . Actualizado a las 05:00 h.

La herencia en vida es una rareza que permite el derecho civil en Galicia, una de las pocas comunidades -junto al País Vasco, Baleares, Navarra, Cataluña y Aragón- en las que es posible para un contribuyente entregar parte de sus bienes a sus herederos sin tener que morir. Es una fórmula a la que se acogen unos 11.000 gallegos cada año, para facilitar la entrega de una empresa, una vivienda u otros bienes. Se evita todo el proceso posterior en caso de fallecimiento, permitiendo que el familiar que hereda pueda ya gestionar en vida esos bienes, e incluso venderlos. Y no hay límite expreso a lo que se puede añadir en esos pactos sucesorios.

Esos 11.000 casos anuales son una cifra que permanece estable desde hace más de un lustro (fueron eran 11.500 en el 2011, por ejemplo). Hasta ahora. La línea se ha interrumpido para subir de forma muy importante este 2016. Solo entre enero y agosto, casi 14.000 contribuyentes gallegos (13.823 en concreto, según los últimos datos de la Consellería de Facenda) han presentado autoliquidaciones para recibir una herencia en vida a través de pactos sucesorios. En el 2015, en los mismos ocho meses se contaban apenas 8.000 casos. El incremento es de más del 70 % y de mantenerse la tendencia, a final de año la Administración autonómica cuenta con llegar hasta los 20.000 procedimientos, casi el doble que en un ejercicio corriente.

¿Qué ha pasado para que se dé ese fenómeno? Un cambio fiscal desde el 1 de enero del 2016. Las herencias tienen nuevas exenciones que hacen que la comunidad se sitúe entre las que disponen de una fiscalidad más ventajosa. Desde esa fecha, el mínimo exento por el que se paga sucesiones pasó de 125.000 euros a 400.000, sin contar la vivienda habitual, y por receptor, no por el conjunto de los bienes. Es decir, que si un heredero recibe por su parte un legado de 480.000 euros, tributa ahora por los 80.000 restantes.

Esa medida beneficia a «calquera cidadán que reciba unha herdanza de seu pai, fillo, avós, netos o cónxuxes, sempre que estes residisen en Galicia», según se explica en la guía impositiva de la Axencia Tributaria de Galicia (Atriga).

Esas bonificaciones fueron una de las principales novedades que presentó el Gobierno de Feijoo con los últimos presupuestos de su legislatura, y la respuesta se empieza a advertir ahora.

Los interesados se están acogiendo en masa y optan por ejecutar esa sucesión ahora que existe esa fiscalidad mejorada, por si en un futuro se cambia (es potestad de la Xunta de turno). 

Misma fiscalidad

La tributación en las herencias en vida es idéntica a la de las de muertos: mismos tipos, reducciones? Y desde enero, la Xunta aplica ese nuevo criterio que permite que prácticamente todos los pactos sucesorios se queden sin abonar el impuesto de sucesiones a la hacienda autonómica. O, si lo hacen, pagan poco. Las casi 14.000 autoliquidaciones por pactos sucesorios de este año no se corresponden exactamente con otras tantas herencias. Porque cada uno de los receptores de ese legado tiene que hacer una declaración y pasar por caja.

Otra casuística añadida puede explicar el fortísimo repunte de este año: desde febrero una sentencia del Tribunal Supremo exime también de pagar el IRPF en los pactos sucesorios contra el criterio de la Agencia Tributaria, que entendía que se trataba de una ganancia patrimonial. Es un aliciente más para ejercer una transmisión de bienes de este tipo, aunque algunas fuentes dudan de que Hacienda -esto es una competencia estatal- lo esté aplicando realmente y no esté demorando su ejecución a través de recurso de unificación de doctrina. Porque este caso, que se produjo a instancias de un afectado gallego, rompía el criterio mantenido hasta ahora por el Estado, y defendido por el TSXG.

La Xunta estima una merma de 70 millones en el impuesto, por las bonificaciones

El cambio desde enero en el impuesto de sucesiones tendrá su impacto en las arcas autonómicas que la Consellería de Facenda ya estimó cuando presentó esa novedad hace casi un año: 70 millones de euros menos. La Xunta -se trata de un tributo que gestionan las comunidad, y eso conlleva notables diferencias entre ellas- ingresó en el 2015 algo más de 160 millones por este tributo, por lo que se advierte el palo a las arcas autonómicas. Se explica teniendo en cuenta que, según Facenda, el 99 % de los declarantes dejarían de tributar con esa rebaja de impuestos.

Está por ver también qué impacto tiene la medida en la renuncia de herencias en Galicia, que marcó un nuevo récord en el 2015, con más de 2.300 casos por no poder pagar los impuestos que conllevaban, o las deudas que arrastraban. 

Las claves del impuesto

Están obligados a declarar el impuesto de sucesiones todos los que adquieren bienes o derechos por herencia, legado o pacto sucesorio. También quien recibe seguros de vida cuando el contratante es una persona distinta del beneficiario. No hacerlo puede provocar, aparte de sanciones, «que intermediarios financeiros non autoricen a retirada de fondos aos herdeiros, as compañías de seguros non entreguen a cantidade contratada ata que se xustifique o pago do imposto, ou os rexistros da propiedade non autoricen o cambio de titular dos bens», explica la Atriga.

En caso de un legado por muerte, el heredero tiene seis meses tras el fallecimiento para hacer la autoliquidación. Si se trata de un pacto sucesorio en vida, se puede hacer en cualquier momento, a través de las fórmulas jurídicas de apartación (dar entregar la llamada legítima) o mejora (para bienes concretos).