Bruselas exige al futuro Gobierno cambios urgentes en el presupuesto

C. porteiro, a. balseiro BRUSELAS, MADRID / LA VOZ

ECONOMÍA

OLIVIER HOSLET | Efe

Obligará a afrontar recortes de 10.000 millones para cumplir con el déficit

13 oct 2015 . Actualizado a las 16:48 h.

España corre el riesgo de no cumplir con el Pacto de Estabilidad y Crecimiento. Simple y llanamente. Es la conclusión a la que llegó ayer la Comisión Europea tras estudiar el plan presupuestario diseñado por el Gobierno de Mariano Rajoy para el año 2016. De nada han servido los reproches y las protestas de Madrid por el anuncio anticipado del resultado del examen realizado la semana pasada por el comisario de Economía, el socialista Pierre Moscovici. Nada ha cambiado. Sus colegas del Ejecutivo comunitario le dan la razón: «Las estimaciones [del Gobierno español] son un tanto optimistas», reza el dictamen, en el que se urge al Gobierno a enviar un nuevo borrador «lo antes posible». Sucede que las cuentas están ya en su fase final de tramitación parlamentaria, por lo que, en la práctica, cualquier cambio quedará ya para el siguiente Ejecutivo.

Bruselas no se fía de los cálculos de Luis de Guindos. Ni de los de este año ni de las proyecciones para el 2016. Las estimaciones de crecimiento de los técnicos comunitarios son más cautas. Calculan que la economía española repuntará un 3,1 % este ejercicio y un 2,7 el siguiente. Como consecuencia, prevén que el déficit alcanzará este año el 4,5 %, tres décimas más de lo pactado. El año que viene la brecha se agranda. La Comisión estima que el desfase entre ingresos y gastos se situará en el 3,5 %, cinco décimas por encima de lo permitido y lejos del 2,8 previsto por el Gobierno, que además se comprometió a no exceder esa cifra.

Por ello, las autoridades comunitarias exigen a las españolas que cumplan dos condiciones innegociables. La primera es la de ejecutar «rigurosamente» el presupuesto para este ejercicio. El vicepresidente de la Comisión, Valdis Dombrovskis, instó a España a no desviarse de la senda de las reformas y a cumplir con lo pactado, un objetivo difícil de alcanzar tras las rebajas fiscales aplicadas en pleno año electoral.

Por otro lado, Bruselas quiere que el Gobierno que salga de las urnas reenvíe un plan presupuestario actualizado donde se detallen las medidas adoptadas por las comunidades y una batería de medidas nuevas para suturar la brecha de siete décimas que aleja a España de su objetivo de déficit para el 2016. Buena parte de las propuestas planteadas no han sido lo suficientemente concretas para el gusto de la Comisión. 

El actual Ejecutivo español, con los ojos puestos en los comicios, se desentiende. Pero Bruselas no baja la guardia. Ayer volvió a lanzar un mensaje a navegantes: no importa qué partido salga vencedor de las urnas ni el color de las alianzas que se forjen, España deberá cumplir. «Pediremos un plan actualizado tan pronto como se forme un nuevo Gobierno», aseguró Dombrovskis. Para entonces, el nuevo Ejecutivo podría verse obligado a acometer recortes del entorno de los 10.000 millones de euros por esas 10 décimas de desviación (3 este año y 7 el siguiente) en el déficit. 

«No es una situación nueva y España siempre acaba cumpliendo». Así zanjó ayer el ministro de Economía, Luis de Guindos, la diferencia con Bruselas. Defendió sus estimaciones argumentando que los ingresos de este año «son muy positivos» -crecen al 7 %-, mientras que los gastos caen por las menores prestaciones por desempleo y deuda pública. Dijo estar «convencido» de que este año se cumplirá el objetivo del 4,2 %, lo que posibilitará bajar del 3 % el del 2016. Su homólogo de Hacienda, Cristóbal Montoro, cerró filas: «Somos los que más crecemos en Europa y por supuesto que cumpliremos».

Moscovici despeja dudas: «Seguimos las normas, no es una cuestión de ideología»

La cercanía de las elecciones generales y la opinión negativa de Bruselas sobre los últimos presupuestos han levantado suspicacias, especialmente tras el anuncio anticipado del comisario Moscovici sobre el resultado del examen y la posterior desacreditación pública a la que lo sometió su jefe, Jean Claude Juncker, quien decidió aplazar su presentación hasta ayer. «No se ha obligado a nadie a dar un paso atrás», trató de defenderse el francés para alejar las sospechas de intromisión política: «Cuidado con las cazas de brujas. Los comisarios son independientes. Nosotros hacemos un trabajo objetivo, seguimos las normas, no es una cuestión de ideología», aclaró. Bruselas defiende que la presentación temprana responde a la necesidad de llegar a tiempo a los trámites parlamentarios previos a la convocatoria de elecciones. 

Para relajar la tensión, Dombrovskis aseguró que, a pesar de las divergencias, existen notas positivas en la evolución macroeconómica de España: «Gracias a la aplicación de medidas decididas, ha logrado salir de la crisis y convertirse en una de las economías que más rápido crecen en la zona euro», señaló, antes de advertir sobre los riesgos que todavía se ciernen sobre el país: una tasa de paro incontrolable, una deuda excesivamente abultada y la relajación del impulso reformista.

El temor a que la recuperación descarrile lo mostró ayer también el BCE que, a pesar de destacar la estabilidad financiera del país, pidió a España más esfuerzos para controlar el déficit y bajar el paro.