El Banco de España urdió un plan para dejar a Galicia sin cajas

Sofía Vázquez
Sofía Vázquez REDACCIÓN / LA VOZ

ECONOMÍA

Fernández Ordóñez quería crear una entidad sistémica en torno a Caja Madrid

23 jun 2013 . Actualizado a las 15:10 h.

El Banco de España no lo dudaba. Entre los años 2007 y 2008 la burbuja inmobiliaria había estallado y había que acometer una fuerte reestructuración financiera que contuviese el impacto que la explosión iba a tener en la población civil y en las empresas. Diseña entonces un plan de fusiones bancarias entre regiones, gustasen o no en cada uno de los territorios, aunque sin molestar demasiado a Cataluña y al País Vasco.

El gobernador del Banco de España, en aquel momento Miguel Ángel Fernández Ordóñez, y su director general de supervisión, Jerónimo Martínez Tello, quieren que Caixa Galicia se integre en una gran entidad, junto con Caja Madrid y la CAM. Sería el primer SIP (una fusión fría) de España. Un buen proyecto porque la entidad gallega tendría bajo su mando, al menos, el negocio de todo el norte de España; la madrileña se quedaría con la zona centro y sur, y la valenciana, el este. El presidente de la nueva institución sería Miguel Blesa; José Luis Méndez ocuparía una de las dos vicepresidencias y la presidencia de la corporación industrial; y la CAM tendría derecho a otra.

En noviembre del 2009 el plan se lleva a un consejo de administración de Caixa Galicia. Es una de las tres alternativas que podría plantearse la entidad ante el proceso de reestructuración previsto. Las otras dos pasan por seguir en solitario o intentar una fusión con Caixanova.

Un 19 de marzo, festivo, Javier García de Paredes, director general adjunto ejecutivo de la caja, cita a los máximos directivos. También a José Luis Méndez Pascual, el hijo del director general, que no acudió por respeto a su padre. En esa reunión, Paredes explica que había que intentar la fusión gallega. O una o ninguna; y con un SIP Galicia se diluiría inexorablemente del mapa financiero español.

Los directivos lo entienden. Al acabar la reunión, le explica a Méndez la situación. El director general de Caixa Galicia, que saldría mejor parado personalmente si la alianza era con la entidad de Blesa, entiende el planteamiento y accede a intentar la fusión intrarregional.

Y toca convencer a la Xunta. García de Paredes encuentra el apoyo de Manuel Galdo, director xeral de Política Financeira, quien habla y logra que apoye la estrategia la conselleira Marta Fernández Currás. La cadena continúa hasta Feijoo, reticente al inicio porque tiene que enfrentarse con la cúpula de su partido. Le cuesta. A partir de ahí comienza una dura batalla, en la que el BNG es una pieza de apoyo clave para el presidente.

El objetivo del Ministerio de Economía, de su titular, Elena Salgado; y de Fernández Ordóñez era acabar con las cajas de ahorros, o sí o sí. Y el hecho de que la cúpula de Caixanova prefiriese un SIP con otra comunidad le viene bien. Caixa Galicia, por tamaño, es la presa.

La presión social (empresarios, sindicatos, partidos...) logra que la caja gallega sobreviva. Tras un nuevo zurriagazo legislativo se convierte en NCG Banco, con sede social en Galicia y órganos de dirección en Galicia. Por el camino se quedaron prácticamente todos los SIP, y los que sobreviven, citados en la comisión parlamentaria por Julio Fernández Gayoso, expresidente de Caixanova, están tambaleantes: Liberbank (Cajastur) salió a Bolsa con dudas y BMN (Murcia) está parcialmente nacionalizada y no se descarta su venta.