«Este mes será de recortes en pensiones y desempleo»

Natalia Bore MADRID / LA VOZ

ECONOMÍA

Augura «brutales» tensiones de liquidez hasta finales de año que abocarán a España a pedir el rescate soberano

02 ago 2012 . Actualizado a las 10:26 h.

Alejandro Inurrieta (Biarritz, 1963) no suaviza el desolador panorama que los datos macroeconómicos arrojan de España. Al contrario. Este experto -su currículo incluye desde el doctorado en Economía por la Complutense a la docencia en las universidades del País Vasco y Rey Juan Carlos, o la dirección de Análisis y Mercados de Intermoney, y actualmente la presidencia de Inurrieta Consultoría Integral- sostiene que la política de ajustes impuesta acabará desembocando, después de «brutales tensiones de liquidez», en la necesidad de pedir el rescate soberano. Y advierte, además, de que el paquete de recortes de 65.000 millones aprobado hace dos semanas por el Ejecutivo no será el último. Este agosto espera que se anuncien recortes en pensiones y en la prestación por desempleo.

-El paro en tasas históricas, el PIB en rojo por tercer trimestre, comunidades prácticamente en quiebra, la salida de capitales desatada... Y Bruselas pide más recortes. ¿Qué nos queda?

-Los indicadores macro ahora mismo son los peores de la reciente historia de España. A los indicadores de actividad que ha señalado habría que añadir el repunte de la inflación en junio, que aún se incrementará más con el alza del IVA en el cuarto trimestre, lo que nos situará en el peor escenario: alta inflación y caída del PIB. Creo, además, que la contracción es mucho mayor del 0,4 % intertrimestral que da el Banco de España, porque con la tasa de paro de la última EPA todo apunta a que a finales de año el desplome anualizado del PIB podría superar con creces el 2,5 %.

-A años luz de la última previsión del Gobierno...

-Por supuesto. Las previsiones no tienen ningún valor ya. Ni las del Gobierno ni las del resto de las instituciones internacionales, porque la virulencia con la que se está destruyendo el tejido empresarial y productivo de España no tiene parangón. Estamos en el peor escenario histórico, incluso superando la crisis del 93, con todos los indicadores de confianza negativos. Y la peor señal es la salida de capitales, más de 163.000 millones de euros hasta mayo.

-Los inversores huyen y los mercados se nos han cerrado.

-Sí. Países como EE. UU. o México han dado la orden de deshacer posiciones y salir de los activos españoles. Eso significa que la financiación se cierra. Y los bancos tampoco tienen acceso a préstamos en el mercado mayorista. Solo vamos a tener el oxígeno del rescate bancario, pero no será suficiente, porque al tiempo que se va metiendo dinero en las entidades está habiendo salida de depósitos, de modo que las ratios de capital no se pueden cumplir. Habrá entidades que puedan llegar a caer. Y este colapso se transmite a las comunidades, que tampoco pueden financiarse.

-¿Entonces, el rescate, se llame como se le llame, es inevitable?

-Sí. Los mercados prácticamente lo están descontando.

-Aunque se niegue...

-Sí. Se habla de que se negocian 300.000 millones de euros, y es la última solución que tiene España de aquí a finales de año, porque las tensiones de liquidez van a ser brutales.

-¿Hay alternativa?

-No, porque no hay dinero. España no puede cubrir los vencimientos de deuda que tiene en octubre. Y, además, las tensiones de liquidez que tiene ahora Cataluña son las mismas que van a tener la práctica totalidad de comunidades, porque los ingresos fiscales están cayendo a plomo. Es el peor escenario, porque no hay ingresos y la UE nos va exigir el cumplimiento del objetivo de déficit. Es la pescadilla que se muerde la cola.

-¿Qué nos espera este mes?

-Casi con seguridad veremos más recortes en gasto. Creo que van a tocar lo que aún no habían tocado, y que, junto con una nueva vuelta de tuerca al desempleo -reducir la prestación a 12 meses-, van a recortar las pensiones, seguramente elevando su cómputo a toda la vida laboral. No hay solución al deterioro porque la política implementada es errónea.