La crisis del sector lácteo propicia el cierre de diez granjas por semana

Mario Beramendi Álvarez
mario beramendi SANTIAGO / LA VOZ

ECONOMÍA

Explotación de vacas lecheras de la comarca de Barbanza.
Explotación de vacas lecheras de la comarca de Barbanza. alvite< / span>

Los precios medios en origen se hallan ahora por debajo del 2001, cuando existía la peseta

04 mar 2013 . Actualizado a las 15:50 h.

Solo durante el último año han dejado la actividad productora de leche en Galicia más de medio millar de explotaciones, unas 529, azotadas en su mayoría por una grave crisis de rentabilidad, en la que confluyen unos bajos precios en origen y un encarecimiento de los costes de producción por la subida del gas oil y los piensos. Una cifra nada desdeñable y que supone que, en doce meses, la crisis del sector ha hecho que desapareciesen una decena de granjas por semana. Galicia contabiliza ahora unas 10.648 explotaciones, tres veces menos de las que había hace diez años.

Gran parte de los cierres que se produjeron desde el año 2000 obedecían a la inviabilidad de pequeñas granjas familiares, poco modernizadas y poco competitivas, algo que ya no ocurre de un tiempo a esta parte. Quienes cierran ahora son ganaderos con explotaciones dimensionadas, que han invertido en medios y que compraron cuota. Y ahora, sobreendeudados, no son capaces de mantener la rentabilidad de unas granjas que apenas dan para pagar salarios y sostener los costes básicos. Ese es el drama diario al que se enfrentan gran parte de las poco más de diez mil explotaciones que subsisten y que afrontan graves problemas de liquidez, lo que ha disparado la morosidad en toda la economía rural.

Este mes, los ganaderos cobran la leche entregada en junio a un precio medio de 0,285 euros el litro, entre dos y tres céntimos menos que la media del Estado y a un valor inferior al del 2001, antes de la entrada del euro. La cotización en origen también está ahora por debajo de la que se registraba en el verano del 2009, cuando se desató una protesta masiva del campo en toda Galicia. Solo en lo que va de año se han registrado ya cuatro bajadas.

El campo como refugio

Si se analiza la evolución de explotaciones de la última década se observa que hay descensos acusados en años de menor crisis. Ello se explica por el proceso de reconversión natural de pequeñas granjas familiares, sin relevo generacional, pero también otro factor: la grave crisis del empleo urbano. «Hai mozos parados da construción ou dos servizos que volven da cidade á explotación, granxas que se están mantendo por subsistencia familiar, sen moito percorrido, pero que aguantan; iso explica que o peche de explotacións non sexa aínda máis acelerado dadas as graves condicións actuais», precisa Javier Iglesias, portavoz de ganadería de Unións Agrarias. Los ganaderos afrontan ahora también un problema que arrastran desde hace tiempo. Unas relaciones comerciales con las industrias que los tienen atenazados. Es decir, se encuentran con graves problemas para cambiar de empresa. Y casi todas ofrecen además el mismo precio en origen.

Expediente

Esto ha empujado a la Comisión Nacional de la Competencia a abrir un expediente sancionador contra nueve compañías -entre las que no están Celta y Río y sí Capsa, Lactalis, Danone, Nestlé, Puleva y Pascual- por prácticas restrictivas y posible concertación de precios. Un proceso sobre el que no se ha pronunciado oficialmente la Federación Nacional de Industrias Lácteas (Fenil), aunque sí algunas compañías, apelando a su inocencia.

Mientras tanto, en Galicia, en una iniciativa sin precedentes, los tres sindicatos con representación en el campo (XX.?AA., UU.?AA. y el SLG) han emprendido una campaña por las comarcas para sensibilizar a la ciudadanía. Una estrategia que cuenta con el apoyo de alcaldes de todos los partidos de las comarcas productoras, como es el caso de Arzúa, Melide u Ordes, donde se están registrando pérdidas millonarias que ponen en jaque todas las economías de esas zonas. Las organizaciones agrarias amenazan con endurecer el calendario de movilizaciones, mientras los ganaderos aguardan a que, definitivamente, las organizaciones de productores puedan negociar precios con las industrias (lo que les daría una posición de mayor fuerza) y a que se instaure el contrato homologado, de forma que el granjero sepa a qué precio cobra el mes siguiente la leche que entregó el anterior.