El Gobierno da oxígeno a Bankia con su «decretazo»

rubén santamarta José M.ª Martínez REDACCIÓN / LA VOZ

ECONOMÍA

El plan de reestructuración flexibiliza que el gigante bancario devuelva ayudas, se fusione y tenga tiempo para sanearse

06 feb 2012 . Actualizado a las 07:00 h.

Mientras Galicia observa con una cierta inquietud el devenir de Novagalicia Banco, en el resto de España las dudas las siembra Bankia. Y su futuro es clave para todo el sector financiero español. Es la entidad de mayor tamaño en el país y no termina de cuajar tras dos años de fusión (son 7 entidades, con Caja Madrid al frente), discrepancias y cambios en su consejo, una renqueante salida a bolsa y 4.465 millones en préstamos públicos. El saneamiento extraordinario que ahora pide el Gobierno le puede dar la puntilla. Y aunque se le preguntó expresamente el jueves a Luis de Guindos por el éxito de esta firma, el ministro de Economía eludió contestar.

En los últimos días dos de sus principales competidores, Santander y Popular, por boca de Emilio Botín y Ángel Ron, dieron un espaldarazo a la entidad al asegurar que es viable. En las últimas semanas se especulaba con su posible fusión con BBVA («es algo muy difícil y crearía un problema», dijo el presidente de este banco) y, sobre todo, con La Caixa, algo que tratan de desmentir desde Barcelona.

Sin embargo, la letra pequeña del decreto de recapitalización da oxígeno a Bankia frente a sus grandes competidores, y sobre todo, frente a la banca mediana y la nacionalizada (como Novagalicia), que tendrá que hacer auténticos malabares.

De entrada, el Gobierno ha colado una cláusula en las fusiones. Inicialmente, solo se permitiría una unión de que naciera una empresa con «un balance total superior en al menos un 20 % al balance total de los negocios en España de la mayor de las entidades participantes». Es decir, Bankia, que maneja 285.000 millones, solo podría hacerse con firmas de 57.0000 millones. Pero en ese abanico (donde están Ibercaja, Bankinter o Liberbank), cualquiera está mucho mejor. Si bien en la letra pequeña se lee que «a propuesta del Banco de España» se pueda exceptuar ese porcentaje y rebajarlo al 10 %. Así podría hacerse, por ejemplo, con la nacionalizada Unnim (que se subastará en unas semanas) o con Caja 3. ¿Qué gana? Acceder a nuevas ayudas y retrasar el saneamiento del mucho ladrillo que tiene hasta diciembre del 2013. Por cierto, que el Estado vetaba que cualquier entidad con ayudas (y Bankia lo es) pudiera fusionar a otra mientras no devolviera esos fondos. El jueves se levantó ese veto. Los nuevos fondos a los que puedan optar Bankia (que no ha negado que negocie una fusión) se podrán devolver en 5 años, o hasta en 7, dice ahora el decreto, si la situación económica empeora.

Al resto le queda esperar por su novio y, en muchos casos, pedir ayudas. Que, a su vez, supondrán que sus consejos tengan que bajarse el sueldo. Son consecuencias colaterales.