Vuelva usted mañana ... si tiene cita

Olimpio Pelayo Arca Camba
o. p. arca A ESTRADA / LA VOZ

A ESTRADA

En la imagen, uno de los anuncios que se veían la pasada semana en pantallas de Hacienda en A Estrada.
En la imagen, uno de los anuncios que se veían la pasada semana en pantallas de Hacienda en A Estrada.

La atención de los funcionarios requiere concertar cita previa: sin ella, no pueden acceder a nuestros propios datos fiscales

25 may 2016 . Actualizado a las 05:00 h.

Mariano José de Larra era un quejica. Tanto criticar el «vuelva usted mañana» que impedía avanzar en cualquier trámite en España, y en todo su artículo no hace mención ni una sola vez a que necesitase solicitar cita previa para que lo despachasen al día siguiente con aquel «vuelva usted mañana». Si Larra viviese dos siglos después, o sea, ahora, iba a enterarse de cómo se las gasta la Administración. Porque hoy, a su «vuelva usted mañana», es imprescindible en la gran mayoría de casos añadir una coletilla: «Si tiene cita previa».

Aunque sé que Hacienda somos los que no tenemos más remedio que serlo ?nunca hubo perla más cultivada en Mallorca que la expresada en sede judicial por una abogada del Estado?, el pasado jueves me personé en la administración de Hacienda de A Estrada, a interesarme por la ausencia del borrador que gentilmente me remitían todos los años sin tener que hacer nada más que dejarla solicitada el año anterior. Con mi DNI electrónico en ristre, pensé que nada podría frenarme en la administración 2.0. Craso error.

En primer lugar, no tenía cita previa. Esperé un rato, corto, y me atendió una funcionaria que amablemente me explicó que antes de nada necesitaba tener un dato de mi declaración del pasado año. Así que alargué mi salvoconducto, un flamante DNI también 2.0, para que pudiese consultarlo en el ordenador que tenía delante. Imposible, me dijo. «Sin cita previa, no puedo acceder a sus datos». De nada servía que allí estuviese yo, de cuerpo presente: como si me hubiera volatilizado en Panamá. Así que volví al día siguiente, para obtener el dichoso dato previa cita previa, y seguir viendo cómo andaba mi declaración de renta.

Salí del despacho, y contemplé los mostradores vacíos de contribuyentes, donde a mí no me podían atender porque ?Larra no lo entendería, y yo tampoco? no tenía cita previa. En la entrada, más de una persona y más de dos se informaban para hacer trámites en la delegación: sin cita, vuelta atrás. Y volver otro día; un incordio si el usuario es de A Estrada; un auténtico despropósito si quien se tiene que ir viajó desde Forcarei o desde Lalín, por ejemplo, localidades desde donde contribuyentes realizan sus gestiones en A Estrada. Si además es anciano, qué decir.

Para concertar la cita, dos métodos: teléfono e Internet. Como si toda la gente tuviese garantizado el acceso a esos servicios, y como si una población envejecida supiese de informática.

Me llamó la atención en la administración, eso sí, una gran pantalla de televisión, con fotografías y textos que iban rotando. Sin cita, no me atreví a acercarme hasta la zona donde hace unos años hacíamos cola los contribuyentes ?qué tiempos aquellos, llegabas, esperabas y te atendían ¡en el día!?, pero una pantalla de ordenador en las sillas de espera ofrece la misma información: cuando no indica quién tiene que ir a qué puesto, aparecen anuncios. Un garaje en Cangas, otro en Marín, una finca rústica en Tui, otra en Meaño. Hasta un local comercial en Ourense. Así que observé, viendo los precios.

Pero el interés decreció notablemente cuando vi que varias promociones ?de bienes embargados, imagino? habían caducado. Ni la coqueta vivienda de O Castro (Silleda) a todo color me atrajo ya. Tampoco las «389 botellas de ginebra de diferentes marcas» ?literalmente escrito?, disponibles por 6.622 euros, ni el televisor Samsung de 40 pulgadas, por unos módicos 100 euros: «Como sea el que proyecta los anuncios, va a estar muy quemado», pensé, mientras recordaba haber visto en alguna fiesta tómbolas menos surtidas. En honor a la verdad, en mi siguiente visita los anuncios estaban renovados: no vi ofertas vencidas ni las ginebras. Y yo logré el dato ansiado: el importe de la casilla 490, sin el que no eres nada en Hacienda.

en directo cómo cumplir con hacienda sin tener ni idea

Por teléfono es más sencilla la petición de turno que mediante Internet

En mi segunda visita, salí de Hacienda en A Estrada contento: de nuevo, puntualidad y amabilidad en el trato funcionarial; con mi casilla 490, y la esperanza de generar yo mismo mi propio borrador, cumplir desde casa con el fisco y ser tan 2.0 como mi inútil DNI. De buena mañana lo intenté ayer, con la pantalla de Renta 2015 a mi alcance. Poco duró mi esperanza: de la selección del tipo de acceso, no pasé: certificado electrónico de identificación no tengo, ni ordenador preparado para hacer nada con el DNI electrónico; la clave Pin parecía ser la solución, hasta que el sistema me alertó de que no estaba registrado en el Censo Clave Pin: así que, o ir presencialmente a la Agencia Tributaria, o electrónicamente en su web. Temeroso de entrar en un bucle informático, lo dejé. A la opción por número de referencia ni entré ?¡ay, que luego supe que ahí iba la 490!?

Así que opté por el teléfono: a la tercera, hablé ¡con una persona humana!, y tengo cita para volver a la oficina de A Estrada. Parece que será el día definitivo: con cita previa, casilla 490, referencias catastrales, de todo: poco me podrá faltar para cumplir con Hacienda sin tener ni idea.

Eso sí, entre tanta cita previa, inexcusable aún para que a uno le manden volver mañana, me da que yo no la solicitaré para apoyar el 26-J a políticos que por acción u omisión han consentido traer a la administración pública hasta aquí y separarnos de los funcionarios que antes nos atendían en el momento, en una situación que en muchos casos ni ellos comparten. Aunque me localicen en el 060, 901 o Internet.