El ganadero de Froxán, en Castro de Lalín, teme que le acaben con la cabaña
07 oct 2014 . Actualizado a las 05:00 h.«O día 18 matáronme una xovenca. O 21 volveron a atacar deixando feridas nas patas de atrás a dúas máis. Na noite do 4 para ao 5 volveron e matáronme outra xovenca. Unha ou dúas poderíase considerar un accidente, agora xa non», asegura Darío Quintana García, de Froxán, en Castro de Cabras de Lalín.
La última novilla se la retiraban ayer. Fue llevando con resignación el primer ataque de lobos. Incluso el segundo. Ayer apuntaba que el lío viene ahora, que cree que «vai seguir atacando» y asegura estar en vilo porque «o problema é o que está por vir». Entiende incluso el coste de varias reses pero «se seguen así antes de fin de ano acábanme con todas».
Además, no sabe que hacer ya. La parcela donde sufrió los ataque es grande, de unas 12 hectáreas. No es espacio aislado. Tiene sendas naves de porcino y aves. «O lobo no ten reparo en acercares» y menos en esta zona donde ya se sucedieron más ataques. La parcela esta cerrada con alambre de 1,5 metros de alto. «Volverei a revisar a alambrada, terei que poñer pastor eléctrico.... xa non sei que facer, no traballo fágoo o mellor que podo, co lobo non sei traballar», dice el ganadero lalinense con impotencia. Impotencia también porque va a la finca a diario. Va a la finca a veces dos veces y fue a la finca incluso por la noche. Con la res muerta vio a tres lobos devorándola. O resto das veces non os vin, pero estos daños son de manada non dun lobo solo», considera.
Tiene una cabaña con unas 80 cabezas. A la parcela atacada desplaza las reses secas, parideras y las de recría. Tiene seguro. En definitiva en un joven profesional con menos de 40 años. Denunció el ataque. La res que en el mercado vale unos mil euros, no los recuperará. Además prefiere siempre el animal al dinero.
Denuncia porque alguien tendrá que hacer algo. Pone un ejemplo: «O ano pasado o insistir tanto coas batidas no xabaril conseguimos que este ano apenas houbera ataques. Deberían pensar en algo». Mientras, seguirá en vilo: «van volver».