El paisajista lalinense trabaja en la puesta en valor de la de los Descalzos y los paseos de Bobos y de Aguas en Lima
05 oct 2014 . Actualizado a las 06:00 h.Dejar tu impronta en la alameda más antigua de Latinoamérica no es algo al alcance de cualquiera. Uno de los elegidos fue el arquitecto paisajista lalinense Martín Toimil , que junto con Miguel Moreno de GM3 Madrid acaba de presentar un proyecto para la puesta en valor de la Alameda de los Descalzos, el Paseo de Augas y el Paseo de Bobos, que constituyen el conjunto monumental del Rímac, en Lima.
Martín Loimil señala que la iniciativa surgió a raíz de unas conferencias en las que participó como ponente y allí cuenta, «foi onde contactamos cos representantes da Municipalidade e xurdiu o encargo». Este insistió en la realización de un estudio de la vegetación para el proyecto paisajístico.
Con la iniciativa, la Municipalidad lo que protege es la puesta en valor de este espacio que en la actualidad se encuentra sumamente degradado. Las actuaciones pasan también por la recuperación de la docena de estatuas de mármol de Carrara que se encuentran en el paseo muy deterioradas, y del mobiliario urbano y el pavimento. A estas obras, que realizará el ayuntamiento de la capital peruana, se añade la recuperación de los espacios ajardinados.
Toimil explica que en la Alameda hicieron un estudio de las especies vegetales que existían desde el inicio y que formaban dos hileras de árboles. En este caso limos, naranjos y fresnos. El proyecto recuperará esa doble hilera, donde hoy hay una sola y no muy continúa, con ejemplares de porte y que devuelvan a la Alameda, realizada en su día a imagen de la de Sevilla, su antiguo esplendor. En el Paseo de Bobos y de Aguas, apunta Toimil, «tivemos máis libertade para xogar cos pavimentos e copas especies, nas que se busca tamén a súa sostenibilidade». El proyecto, señala, «propón unha recuperación mantendo os valores de sostenibilidade». De momento ya fue presentado y en cuanto a la ejecución de la obra y su duración, Martín Toimil, responde que «agora só depende da burocracia do país».