Tres bodas de un funeral

Patricia Calveiro Iglesias
p. Calveiro A ESTRADA / LA VOZ

A ESTRADA

MARCOS MÍGUEZ

Un matrimonio estradense pasó por tercera vez por el altar para renovar los votos después de haberse conocido en un entierro

27 ene 2013 . Actualizado a las 07:00 h.

La historia de Lupe y Chucho, los propietarios del restaurante estradense Sala Gradín, no comenzó en una boda como en la famosa película protagonizada por Hugh Grant, sino en un lugar menos habitual. El matrimonio se conoció en un funeral, a principios de los años sesenta. Fue el entierro de un cura de la parroquia, Don Nicolás, el que unió a esta pareja. «Después de la ceremonia fuimos a tomar un refresco a la antigua cafetería Plaza y fue allí donde nos conocimos», relata Guadalupe Cusidó.

Tras un año de noviazgo, la catalana afincada en A Estrada desde los ocho años aceptó contraer matrimonio con Ramiro Abelleiro, de cuna estradense -para ser más concretos, de San Miguel de Castro-. La boda se celebró, cómo no, en la iglesia parroquial de San Paio un 26 de enero de 1963. Cincuenta años después, la pareja volvió a pisar por tercera vez un altar (lo hicieron también en sus bodas de plata) para renovar los votos.

Los padrinos fueron en esta ocasión de Aitor y Sonia, dos de sus nietos mayores. Cerca de un centenar de familiares y amigos se juntaron en iglesia de San Salvador de Baloira para festejar con ellos el medio siglo de vida que les une. En el convite -que tuvo lugar en el pazo Xerlís (Guimarei), propiedad de la familia- les esperaba un gran banquete y una tarta nupcial especialmente elaborada para la ocasión, bautizada con el nombre de Dos Etapas. El postre incluía tarta de moka, como la servida hace cincuenta años, y de milhoja incorporada para esta ocasión.

La familia agasajó a los «recién casados» con un emotivo vídeo y un montaje fotográfico en el que participaron sus siete nietos, entre otras sorpresas.