Una batería de pirotecnia sin control crea pánico en la Festa da Empanada

p. v. LALÍN / LA VOZ

DEZA

M.G.

Afectó a parte de la acampada, sin heridos pero con daños materiales

20 ago 2012 . Actualizado a las 15:28 h.

Era casi la una de la madrugada de ayer en A Bandeira, Silleda. Algún comensal quiso complementar la velada con fuegos artificiales en la Festa da Empanada, que reunía a 175 peñas y a unas nueve mil personas. Se le fue la mano y generó momentos de tensión y tumulto a partir del instante en que la batería de material pirotécnico comenzó a salir del artilugio en horizontal, hacia vehículos y carpas.

Solo se enteró la parte final de la extensa acampada, pero centenares de personas entraron en pánico, nerviosismo o preocupación elevados. Se produjo una desbandada iniciada por los próximos al lugar del artilugio pirotécnico y continuada pro los que veían como corrían los primeros mientras estallaban las bombas.

El pirotécnico aficionado, que la Guardia Civil está tratando de identificar, situó una caja con doce cilindros que disparan los petardos de manera intermitente, sobre un todoterreno, entre la carpas finales de la fiesta. Este tipo de artilugios debe armarse firme y en este caso cayó y comenzó a soltar los petardos en horizontal. Buena parte de la fiesta no pensó más que en fuegos festivos. Los próximos iniciaron la estampida de retirada. A unos dos metros ya había carpas. A unos 20 estaba la del PP que contaba con el conselleiro de Educación, Jesús Vázquez entre muchos altos cargos. El anfitrión, José Luis Espiño, portavoz local del PP, indicó que no sintieron riesgo en la carpa pero si se movieron por la inercia de la demás gente y las explosiones. Si recordó que por la zona juzgaban antes niños. Como todo el mundo próximo, conselleiro y demás comensales se levantaron y se apartaron a prisa del lugar. Por otro lado, pero algo más alejada estaba la carpa donde cenaba la alcaldesa, Paula Fernández, que igual que el edil de Cultura, Matías Rodríguez y otros representantes municipales estuvieron tratando de tranquilizar a la gente. Policía Municipal y Guardia Civil respondieron de inmediato al aviso y tomaron declaraciones e identificaron personas abriendo diligencias. La propia alcaldesa ya presento denuncia oral. Hoy esta y muchas más serán tramitadas por daños. A nivel personal se apunta alguna herida o golpe menor al caer en la desbandada. A nivel material, a un Seat Córdoba que contuvo varios petardos por abajo, le reventó una rueda. Otros vehículos, alguna carpa y alguna pieza de ropa mostraban el impacto, quemaduras o ennegrecimiento. La zona tras las explosiones quedó llega de humo y polvo.

Varias personas insisten en que fue milagroso que no hubiese desgracias personales. Los vehículos frenaron impactos.

La alcaldesa reconoció «momentos moi tensos y que poido ter sido moi grave. Queda en anécdota para aprender», dice resignada. Otra caja de material pirotécnico igual fue hallada sin activar. Poco a poco algunos se fueron, otros siguieron cenando y la mayoría pensó que en la otra zona había ambiente especial. Y, era cierto.