El árbitro, el eslabón perdido

Iván Antelo A CORUÑA / LA VOZ

DEPORTES

Oscar Vazquez

Los protagonistas de la semana forman un colectivo maltratado sobre el campo y ninguneado fuera

15 nov 2015 . Actualizado a las 05:00 h.

El colectivo arbitral es el más desconocido de todos los que componen el fútbol gallego. Huyen del protagonismo y apenas tienen voz ni voto en las altas esferas de la Federación. Es por ello, por lo que ha sorprendido el papel principal que ha tenido esta semana con el anuncio de un paro indefinido sin precedentes, luchando juntos por lo que ellos consideraban justo.

¿Cuál es la estructura del arbitraje en Galicia?

El arbitraje gallego tiene una organización piramidal en el que las bases no tienen poder de decisión a la hora de elegir a sus representantes.

Cuenta con una junta directiva, en la que hay seis miembros: el dimitido presidente Fernando Iglesias Figueroa (directivo de la Federación Gallega de Fútbol de Rafael Louzán), el vicepresidente primero Jorge Fojo Rodríguez, seguidos ambos del vicepresidente de la zona norte Eduardo Rodríguez Martínez y el del sur Ramón Arís Arribas. Bernardino González Vázquez es el vocal de área de información, calificación y clasificación; y Carlos Pérez Rodríguez el de relaciones externas, publicaciones y medios de comunicación. A los seis hay que sumarles otros trabajadores del Comité como el director deportivo Amoedo Chas, el secretario general Eduardo Galán y el asesor jurídico Alberto Sanjurjo.

Todos ellos trabajan en la cúpula arbitral y apenas tienen relación con el colegiado de base. Esa misión es la de los delegados, que son una especie de jefes intermedios que se encargan de vigilar y mimar al trencilla en el día a día. Hay siete delegados: en A Coruña José Luis Fernández Cao, en Ferrol Juan Manuel Díaz Vidal, en Santiago el readmitido Carlos Otero Álvarez, en Lugo era el dimitido José López de la Fuente, en Ourense Claudio Cerdeira Casas, en Pontevedra Manuel Vidal Araújo y en Vigo Jorge Cendón Rodríguez.

Salvo raras excepciones, todos los jefes del arbitraje gallego son siempre excolegiados.

¿Tienen peso en la Federación?

El árbitro es el gran olvidado. Si dentro del campo tiene que sufrir continuos ataques verbales y en ocasiones hasta físicos (el pasado domingo, sin ir más lejos, un pontevedrés acabó en el hospital tras una brutal agresión en un partido de Segunda Autonómica), fuera de él también es ninguneado por el sistema. Prueba de ello es la escasa representación con la que cuenta en la Asamblea General del fútbol gallego que, entre otras cosas, elige a su presidente cada lustro. En las últimas elecciones solo pudieron votar siete árbitros de fútbol (uno por delegación). Un pobre bagaje si lo comparamos con los clubes (90 votos), jugadores (30), entrenadores (también 7) y otros colectivos (16). Es decir, los árbitros solo cuentan con un poder de decisión dentro del fútbol gallego de un 5 por ciento.

En las últimas elecciones se produjo una curiosidad: los árbitros solo votaron para elegir a su representante en la delegación de Ourense (entre dos opciones). El resto fueron candidatos únicos. Un dato que constata la falta de interés del colectivo en las asambleas de la FGF, quizás también influenciado por el poco poder de decisión que tienen.

¿Están bien pagados?

Los árbitros tienen que pagar cada verano por estar colegiados en una de las 7 delegaciones de la FGF. Un abono que va de los 750 euros de Iglesias Villanueva en Primera a los 220 de los trencillas de Tercera, los 110 del fútbol base y los 60 de los nuevos.

Por contra, luego reciben ingresos por cada encuentro pitado. En Primera tienen un salario mensual fijo de 10.000 euros, a los que hay sumar otros 3.500 por cada partido pitado. En Segunda, los cargos son de 1.512 por partido; pero el salto ya es considerable si miramos a Segunda B (sobre 150, sin contar dietas).

En Galicia, los árbitros cobran casi la mitad por hacer el mismo trabajo que sus compañeros de Cataluña o Baleares. Además, llevan más de un lustro sin que se les actualice el gasto por desplazamientos (19 céntimos por kilómetro). En Tercera cobran 122 euros por partido (dietas y kilometraje al margen) y en Preferente 70. Por un encuentro de categorías de base perciben alrededor de 10 euros.

¿Cuántos son?

Aunque ha habido años en los que se ha superado la simbólica cifra de mil colegiados, en la actualidad el Comité Técnico Gallego de Árbitros de Fútbol roza este registro. Las delegaciones de A Coruña y Vigo son las más numerosas superando ampliamente los 150 en cada una de ellas, acercándose de hecho a los 200. Santiago les sigue con 136 y el resto anda por los cien en cada una de ellas.

El número uno del arbitraje gallego es en estos momentos el ferrolano Ignacio Iglesias Villanueva, único representante de la comunidad en Primera División. En Segunda están Pérez Pallas y Eiriz Mata; y en Segunda B Brea Peón, Corral García, Javier Iglesias Villanueva, Martínez Santos, Muñiz Ruiz, Espasandín Cores y Fernández Rodríguez. A partir de ahí, el CTGAF cuenta con 39 árbitros en Tercera (A Coruña es la que tiene más representación con diez) y 69 en Preferente. En cuanto al cuerpo de asistentes, en la élite se encuentran Costoya Rodríguez y Ramos Fernández; y en Segunda A Díaz González y Vázquez Alvite.

Los árbitros gallegos son cada vez más jóvenes (muchos universitarios) y las mujeres van aumentando su presencia (Zulema González González está en Tercera; y Gil Soriano, López Hervés y Ortega Orge en Preferente).