Demasiados volantazos

Manuel García Reigosa
M. G. Reigosa EL PERISCOPIO

DEPORTES

05 nov 2015 . Actualizado a las 05:00 h.

Karim Benzema se maneja infinitamente mejor sobre la cancha que dentro de un coche o en el dicho de las carretas, que ya se sabe lo que tiran. Con el balón en los pies es un jugador distinto, un delantero tranquilo que se significa tanto por su pegada como por su clarividencia en el pase y en la interpretación de los espacios, el mejor socio que un futbolista puede encontrar en el ultimo tercio del campo. Con el volante entre las manos acelera sin medida ni freno, con dudosa pericia, hasta coleccionar accidentes, incidentes, multas y sanciones judiciales. Y eso que su garaje no es un garaje cualquiera. Bugatti, Ferrari, Rolls o Audi son algunas de las marcas que gasta el ariete francés del Real Madrid, que lo mismo circula a más de doscientos kilómetros por hora, participa en una carrera ilegal, se lleva por delante una valla o persevera en la conducción sin carné.

Sus desencuentros con la justicia no se quedan solo en la carretera. Se le dan mejor los quiebros que los requiebros. Atrás queda aquel episodio en el que fue acusado de contratar los servicios de una prostituta menor de edad, y absuelto por considerar el tribunal que el jugador desconocía que la joven tuviese menos de dieciocho años. Ahora se ve envuelto en otro caso poco decoroso, para determinar su relación con el chantaje al que se vio sometido su compañero de selección Valbuena, a quien pidieron dinero para evitar la difusión de un vídeo de contenido sexual.

Benzema no llega al nivel de George Best y su célebre frase: «Gasté mucho dinero en licor, mujeres y coches de carreras. El resto lo desperdicié». No se le conocen malas experiencias con el alcohol. Y tampoco cabe incluirlo en el pelotón de fiesteros que se prodigan con más o menos recato. Pero son ya unos cuantos volantazos en su carrera. No se reconduce.