Jimmy, un seguidor del Deportivo víctima de su pasión

A Coruña / La Voz

DEPORTES

Francisco Javier Romero Taboada, padre de dos hijos, era un habitual de Riazor

01 dic 2014 . Actualizado a las 11:54 h.

Francisco Javier Romero Taboada era uno de los miles de seguidores deportivistas que gritaba a todo pulmón uno de los himnos más apreciados por la hinchada del Dépor de sus amores. «El día que me muera, yo quiero mi cajón pintado de azul y blanco como mi corazón» era la estrofa que atronaba varias veces por partido y que Jimmy, o el Abuelo, como era conocido entre el sector más incondicional de la parroquia coruñesa, entonaba sin desmayo de pie en su asiento de la grada de General, junto al resto de los Riazor Blues.

Jimmy era un coruñés de la Ciudad Vieja, aunque su verdadera casa era Riazor, a pesar de que, al parecer, su situación económica no le permitía hacerse abonado blanquiazul. Allí acudía desde muy pequeño con un grupo de amigos entre los que sobresalía el Cuervo, su primo y uno de los cabecillas históricos de los Riazor Blues. «No era de los que más destacaba en nada. Era uno más, muy alegre y extrovertido, es cierto, pero siempre estaba el primero para lo que hiciera falta», señalan algunos viejos aficionados.

Adscrito a la sección Los Suaves, la más radical y violenta de la hinchada deportivista, su vida incluye varias incidencias policiales. «Tenía antecedentes diversos», confirmaron fuentes policiales ayer mismo. Al parecer, fue detenido dentro del propio estadio de Riazor por delitos relacionados con el tráfico de estupefacientes, algo en lo que también estaba relacionada una de sus parejas sentimentales.

Convivía con Lucía en las cercanías de la plaza del Humor, donde ayer hubo algunos locales en los que se produjeron emocionados brindis en su memoria tras conocerse la noticia de su fallecimiento en el transcurso de la pelea ocurrida a orillas del Manzanares. Con Lucía, que ayer a primer hora de la tarde, junto con una amiga, se desplazó al hospital de Madrid en el que falleció Romero Taboada, tenía un hijo de cuatro años junto al que era fácil verle jugando. No es la única descendencia que no verá crecer. Tenía también una hija, ya de diecinueve años, fruto de una relación anterior, según indicaron fuentes cercanas a su propia familia al conocer el fatal desenlace de la pelea en Madrid y leer en los primeros teletipos que solo tenía un vástago.

En su listado de detenciones anteriores figura, según la información en poder del Cuerpo Nacional de Policía, otro episodio relacionado con enfrentamientos entre hinchadas radicales ocurrido en A Coruña. «No es que fuera un tío especialmente violento. Se le veía más retraído, pero cuando había bofetadas siempre se ponía en primera fila», relata un antiguo compañero de correrías que asegura haber coincidido con Jimmy en refriegas parecidas en lugares tan dispares como Gijón o Sevilla, que se saldaron con numerosos heridos y varios detenidos aunque en aquellas ocasiones no hubo que lamentar víctimas mortales.

Ese pasado turbulento parecía haber quedado atrás hace ya algunos meses. Algunos problemas de salud derivados de su azarosa juventud. «En los últimos tiempos, ya apenas viajaba con el equipo. De hecho, lo de Madrid fue un poco una sorpresa», cuentan algunas fuentes cercanas al fallecido que insisten en permanecer en el anonimato.