Testigos de los enfrentamientos relatan la batalla campal en las proximidades del estadio
01 dic 2014 . Actualizado a las 05:00 h.Los estaban esperando. Eran unos 50 ultras del Frente Atlético armados con palos, barras de hierro, navajas y otros objetos contundentes. Nada más bajar los hinchas gallegos de los autobuses procedentes de A Coruña comenzaron los enfrentamientos.
Los investigadores barajan la posibilidad de que algunos cabecillas del Frente Atlético, de ideología ultraderechista, y de Riazor Blues, antifascistas de extrema izquierda, se hubieran retado para pelearse horas antes del partido y llamado a grupos afines para que los apoyaran. En esta ocasión los servicios de información de la policía no se enteraron de la cita que le costó la vida a Jimmy, perteneciente a la facción más violenta de los radicales deportivistas, llamada Los Suaves.
«Como a las ocho y cuarto los del Frente Atlético estaban desayunando y bebiendo cervezas en un restaurante de aquí al lado, luego se fueron por el paseo de los Melancólicos, iban con botellas de cerveza escondidas, palos, barras de hierro, con la cara tapada con bufandas y gorras, preparados para la pelea», relata a La Voz una vendedora de un tenderete de las inmediaciones del estadio Vicente Calderón.
Choques en Madrid Río
Llegaron a la zona conocida como Madrid Río, donde comenzaron los choques en varios focos. Al principio participaron unas 60 personas, pero posteriormente llegaron a pelearse unas 200. «A eso de las ocho y media mi compañero de seguridad me dijo que saliera un momento, pensábamos que era una manifestación, pero cuál fue nuestra sorpresa cuando vimos que al otro lado del río había dos grupos opuestos, uno de ellos de unas 80 personas y el otro algo menos numeroso, que empezaron a increparse, a tirarse petardos, a pegarse puñetazos, a golpearse con palos y barras de hierro, y a lanzarse piedras, botellas, sillas, contenedores y todos los objetos que tenían a mano», cuenta aún muy impresionado el recepcionista que se encontraba a esa hora en el Hotel NH Ribera del Manzanares, que está justo enfrente de donde se desarrolló la reyerta. «Fueron enfrentamientos muy violentos, fue algo horrible, parecía una guerra», añade.
La mujer del puesto cercano al Calderón asegura que vio «cómo tiraban a un hombre al río entre cuatro o cinco personas», porque en ese momento estaba aparcando su furgoneta en el lugar donde sucedieron los hechos. A esa hora «no había ningún policía allí».
«Se llevaron veinte o treinta cuchillos», afirma el encargado de un restaurante situado justo en el lugar de los choques. «A esa hora estaba allí el guardia de seguridad, que me llamó para decirme que había una reyerta en la puerta, le dije que se refugiara dentro y cerrara las puertas porque querían entrar a toda costa», añade.
Venían preparados
El dueño de otro bar terraza de la zona señala que los hinchas arramplaron con taburetes, mesas y sillas, que luego emplearon en la pelea como armas arrojadizas. «Venían preparados con barras de hierro de un metro de largo, tenían que haber quedado a través de las redes sociales», afirma. También utilizaron ramas que arrancaron de los arboles y cascos de botellas de cerveza en lo que fue una batalla campal de una gran violencia que duró más de una hora y media y no paró hasta que llegaron los antidisturbios.
«Estamos alucinados con lo que ha pasado, esto no tiene nada que ver con el fútbol, es una vergüenza», asegura una seguidora deportivista que asistió al partido junto a su pareja.