Colegas en trinchera rival

p. barreiros / x.r. castro A CORUÑA, VIGO / LA VOZ

DEPORTES

Nolito y Luisinho trabaron amistad en el Benfica, donde compartían banda zurda pero apenas jugaban, y se reencontraron en el Celta-Dépor del verano

22 sep 2014 . Actualizado a las 05:00 h.

El Celta-Dépor de mañana comenzó a jugarse hace dos temporadas en Lisboa. Allí coincidieron Nolito y Luisinho, buenos amigos entonces y adversarios mañana. «Tengo muy buenos recuerdos con él. Me parece un buen futbolista, que puede jugar tanto de lateral como de extremo y que tiene un buen golpeo de balón», lo presenta el extremo céltico. «Espero que contra nosotros no haga goles, que tenga un mal partido, porque es una de las piezas fundamentales del Celta. Si no juega Nolito, el Celta no es el mismo», responde el deportivista, titular en las dos últimas jornadas.

El extremo céltico, que salió en la segunda parte en el Calderón para marcar de penalti el gol del empate, y el lateral deportivista compartieron banda, la izquierda, en el Benfica. También les unía su situación, pues ninguno de los dos contaba para el entrenador Jorge Jesús. Se conocieron en la pretemporada del 2012, cuando Luisinho acababa de llegar del Paços Ferreira. Nolito, que había fichado una temporada antes tras escalar desde el Barcelona B, había disputado 29 partidos y marcado 11 goles. «Teníamos que aguantar con el entrenador, que confiaba en el mismo equipo y no rotaba mucho y para nosotros, que queríamos jugar, fue un año complicado», recuerda Luisinho y ratifica su amigo: «Estuvimos seis meses juntos y lo pasamos muy bien, aunque ninguno de los dos jugábamos demasiado».

Amistoso

Si Nolito abandonó en diciembre el Benfica para jugar en el Granada y acabar finalmente en el Celta, Luisinho se incorporó al Dépor ese verano para reflotarlo desde Segunda División. «No había vuelto a hablar con él desde que salimos del Benfica hasta el amistoso de Pontevedra [momento que captó La Voz en la fotografía que ilustra esta página], pero siempre que pueda estar con él, siempre que lo vea, hablaremos y pasaremos un buen rato. Coincidimos poco, pero el poco tiempo que estuvimos congeniamos muy bien», señala Luisinho, a quien el goleador del Celta siempre estará asociado a la gracia andaluza con que este se desenvuelve. «Es una persona muy simpática, antes de empezar a entrenar estaba siempre haciendo bromas. Nos reíamos bastante y se metía con todo el mundo en el rondo. Y hasta cuando jugaba tenía ese espíritu, era un buen compañero», añade.

El propio Nolito reconoce que su imagen abrazados se volverá a repetir como preámbulo del partido de mañana, pero que en cuanto pite el árbitro todo se olvidará: «Lo saludaré antes de empezar, le daré un abrazo y otro después de terminar. Cuando juegas quieres ganar y estás ciego, solo piensas en ganar».