Y el líder es Alberto Contador

DEPORTES

Armstrong, que perdió 1 minuto y 35 segundos, y Kloden intentaron cazar al español a costa de beneficiar a sus rivales

20 jul 2009 . Actualizado a las 02:00 h.

Alberto Contador vuelve a ser el líder. Del Tour y del Astana. El madrileño le devolvió a Lance Armstrong aquel primer golpe del abanico. Lo hizo en Arcalís, la pizca de sal de unos Pirineos insulsos, el primer final en alto del Tour. Ayer en Verbier, la segunda cima en la que la organización clavó la pancarta de meta, alcanzó la cumbre de la clasificación. Derrumbó a Armstrong con un ataque seco a cinco kilómetros y medio de meta. Fue como talar de un solo hachazo un árbol centenario. Y todo a pesar del Astana. Porque el americano no cumplió la máxima que él mismo había elevado a la categoría de ley del ciclismo hace solo unos días. Aquello de que si el líder va por delante, hay que ir a rueda. El mito tiró, ayudado por Andreas Kloden, en pos del madrileño, arrastrando a otros favoritos. Todo fue inútil. Cedió 1 minuto y 35 segundos en la meta. Y los galones de su equipo.

Tras varios días de tregua, sonaron tambores de guerra. Los primeros ecos salieron de las ruedas del Saxo Bank. Echó mano de sus clásicos, los mismos que habían sentenciado a Valverde en el 2008. Fabian Cancellara, que ayer actuaba como local en territorio helvético, se infiltró en la fuga del día, que se formó en el kilómetro ochenta. Compartió escapada con, entre otros, Juan Antonio Flecha, Mikel Astarloza e Iván Gutiérrez. Cancellara se enroló sin ánimo aventurero.

En Verbier, el equipo de Bjarne Riis tensó la cuerda. Jens Voigt adelgazó la fila de favoritos. Después Cancellara se dejó caer para dar un relevo que cercenó a unos cuantos favoritos. Carlos Sastre no pudo elevar las revoluciones de su motor diésel. También quedó atrás Cadel Evans. Y se hundió Menchov, bendecido por la Vuelta y maldito por el Tour.

La batalla de los Schleck

Tras la primera criba solo quedaban Frank y Andy Schleck, Armstrong, Contador y el sorprendente Bradley Wiggins. El mayor de los Schleck atacó. Pero en realidad lanzó al español, que voló, ingrávido, hacia la cima. Avanzó como si pedaleara en el aire y sus rivales estuvieran condenados al asfalto. Andy Schleck intentó seguirlo. Pero solo fue el más fuerte de los derrotados por Contador.

Armstrong, con su brillante pasado, difícilmente digería el presente. Tiró de su grupo para cazar a su propio compañero. Kloden y él arrastraron primero a Wiggins y Frank Schleck. Luego llegaron Evans y Sastre. Todos subieron a rebufo del americano para adelantarlo después. ¿Cuál hubiera sido la reacción de los corredores del Astana si Armstrong avanzara en solitario hacia el triunfo? Ciclismo ficción.

Contador saboreó como nunca el amarillo. En el 2007, recogió el maillot del que había sido despojado el danés Michael Rasmussen, expulsado por el Rabobank a instancias del Tour. Se enfundó su primer maillot de líder con sentimientos encontrados. Ayer ganó en la carretera. Contra todo y contra todos. Ha sacado petróleo de un puñado de kilómetros pirenaicos y alpinos en una edición huraña con los escaladores y las cimas míticas. Descansará hoy antes de regresar a los Alpes. Como el resto del pelotón. Pero él vuelve a ser el líder.