El bosque vecinal con vistas al mar que esconde Oleiros, en A Coruña

OLEIROS

En uno de los accesos se han instalado pasarelas de madera y miradores
En uno de los accesos se han instalado pasarelas de madera y miradores CESAR QUIAN

Oleiros comenzó hace más de 35 años a adquirir parcelas para conformar una zona forestal para el disfrute de sus habitantes, donde aislarse del mundo urbano a escasos metros del mirador de A Coruña

24 feb 2024 . Actualizado a las 10:32 h.

Sonidos de pájaros y crepitar de hojas es la sintonía de quien se adentra en el Bosque dos Veciños de Oleiros, un área conquistada para «a inspiración e relaxación dos sentidos». Es un parque forestal que ha ido creciendo monte arriba desde las proximidades de una de sus costas más demandadas, Bastiagueiro, un gran balcón abierto a A Coruña.

Este bosque irregular con múltiples entradas funciona casi como un laberinto vegetal en el que perderse sin rumbo fijo y pasearse entre la frondosidad de castaños, carballos y laureles. También aun de eucaliptos, que van en retroceso, ya que en un área en el que se intenta que no haya intervención, la única excepción es esa, el avance en la retirada de esa especia invasora y la plantación de árboles frutales con los que se pretende que tenga comida, cuando crezcan, una fauna a conservar.

Desde una primera parcela, adquirida vía expropiación en 1987, se ha logrado conformar un gran pulmón verde, en distintos tramos, que aspira a alcanzar los 400.000 metros cuadrados. La política municipal de un concello que ha hecho de su urbanismo una de sus señas de identidad ha permitido alcanzar, a través de la firma de distintos convenios, el 90 % de la extensión pretendida.

Al norte, este gran parque natural linda con una gran zona deportiva y con un multiusos en construcción que tendrá cubiertas verdes para que se integren en ese bosque. Desde allí se puede ver el mar y el sonido del tráfico de la conocida como carretera de la costa puede llegar a confundirse con las olas en el horizonte. Según se avanza, el bosque lo llega a cubrir todo y la inmersión es total. Las raíces se expanden por los suelos de las sendas que atraviesan este espacio, otros tienen piedras desgastadas por el paso y aunque en los lindes se aprecian propiedades privadas, algunas leiras funcionan como transición a la zona residencial que hay en las márgenes.

Por si la gana de aventura llega, es mejor llevar un buen calzado para sortear las pendientes en algunos puntos. Si se accede por Liáns —donde el entorno de la iglesia merece también dedicarle un poco de tiempo— la propuesta es algo distinta. Ahí se han instalado pasarelas de madera para no actuar directamente sobre la tierra, facilitando el acceso a personas con problemas de movilidad y se han creado distintos miradores, con mesas que parecen pupitres escolares y facilitan la contemplación o hacer una parada para disfrutar de las distintas tonalidades de verde. En medio de ese trazado se ha instalado un parque de calistenia para los que les gusta realizar entrenamiento con ejercicios físicos utilizando el propio peso corporal.

En esta parte del Bosque dos Veciños también es posible encontrar algunos carteles informativos que permiten conocer la propia dimensión del parque, que continúa hacia Montrove, las especies de árboles que hay, la importancia de los hongos como «recicladores do bosque» y que también abren la puerta a seguir conociendo más patrimonio natural y cultural en un municipio que presume de ser singular.

Puntos de interés

La iglesia de Liáns y el pazo de Lóngora son dos elementos patrimoniales a considerar

Zona deportiva

El bosque cuenta con un área de calistenia