Las 3.000 coruñesas que cambiaron el control del embarazo

R. Domínguez A CORUÑA / LA VOZ

A CORUÑA CIUDAD

Nuria Valiño, ginecóloga del Hospital Teresa Herrera de A Coruña (Chuac), realizando una ecografía
Nuria Valiño, ginecóloga del Hospital Teresa Herrera de A Coruña (Chuac), realizando una ecografía ÁNGEL MANSO

Un estudio modificó el seguimiento de las gestantes en el Hospital Teresa Herrera, el materno del Chuac, que ya proyecta introducir nuevos análisis para seguir reduciendo el riesgo de complicaciones

28 ene 2024 . Actualizado a las 22:33 h.

La prestigiosa revista The Lancet acaba de publicar un estudio que demuestra que realizar al final embarazo una ecografía doppler (mide la circulación de la sangre por el cordón umbilical entre la placenta y el cerebro del feto) permite identificar insuficiencia placentaria, lo que reduce a la mitad las complicaciones graves en bebés de riesgo anticipando el parto. «Aquí hace ya años que incorporamos el doppler para todas las gestantes en los tres trimestres», apunta desde el Hospital Teresa Herrera de A Coruña la obstetra Nuria Valiño.

Desde hace ya tiempo, en la semana 12 se realiza el primer cribado de insuficiencia placentaria. «De esta forma somos capaces de detectar un 70-74 % de mujeres que van a desarrollar preeclampsia o hipertensión, una complicación propia del embarazo», explica. Además de prevenir la enfermedad, se reducen en más de un 60 % los casos que van a necesitar que se provoque el parto antes de la semana 37. Llegar a esa conclusión no fue cosa de un día. «Todo esto lo hemos hecho gracias a que más de 3.000 mujeres participaron en el PREVAL, el mayor estudio realizado en España», subraya sobre la aportación del materno del Chuac, el único centro de Galicia en la investigación, con los datos de las tres mil coruñesas. «Nos permitió saber qué tasa de preeclampsia tenemos y cómo implantar el cribado con doppler, pero también estudiando otros biomarcadores en nuestra población. Fuimos pioneros a la hora de hacer un estudio que establece las pautas», incide. De hecho, ahora proyectan ya dar un paso más e incluir en esta etapa, además, el análisis en sangre materna de factores angiogénicos capaces de anticipar el riesgo de complicaciones.

Peligro de preeclampsia

En la segunda ecografía, en la semana 20, se realiza «al 100 % de nuestras pacientes», recalca, otro cribado con el que llegan al 90 % de las preeclampsias que van a requerir un parto antes de la semana 34. «Detectamos hasta el 70 % de los fetos que van a tener un problema de crecimiento, un 80 % de las muertes fetales por esta causa y el 50 % de los desprendimientos de placenta», resume. En este caso, la detección en el segundo trimestre sirve al equipo para marcar un seguimiento personalizado en las gestantes con mayor riesgo, individualizando nuevas ecografías y controles.

Los estudios realizados llevaron también a modificar la semana de la última eco, que se hacía entre la 32 y 34 y ahora se practica en la 36 «porque de esta manera podemos detectar mejor los problemas de crecimiento al final del embarazo y en este grupo hacemos también estudios doppler que nos informan sobre el estado del feto y la placenta», añade Valiño.

Nueva investigación

En esta línea, en el último año el servicio del materno decidió sumarse a otra investigación nacional, denominada GRAFD, sobre resultados de pruebas en los fetos con problemas de crecimiento. «Se comparó cuál era la mejor estrategia, si el seguimiento solo con doppler o basado en biomarcadores o factores angiogénicos (de crecimiento vascular) que se miden en la sangre materna y que nos permiten predecir insuficiencia placentaria antes incluso de que exista, y programar el mejor momento del parto», describe la ginecóloga.

Para no tener que provocar los partos antes de tiempo

Entre los objetivos de la última investigación estaba saber «si podíamos evitar inducciones del parto innecesarias que se realizan solo en función del doppler». Aunque la prueba de los factores angiogénicos todavía no se aplican de forma extensiva, el equipo ha establecido ya una forma de actuar basada en un manejo personalizado de cada caso, estratificando el nivel de cuidados y también el momento en que ha de provocarse el alumbramiento. «Seguimos más intensamente al grupo que se clasifica de riesgo, mujeres a las que vemos más habitualmente, con controles doppler y de biomarcadores en sangre para adelantarnos al momento en que pueden desarrollar complicaciones», precisa.

Los estudios y la experiencia, en definitiva, les han llevado a acotar mejor el peligro «desde el primer trimestre». Han visto que en esa primera etapa del embarazo entran a formar parte del grupo de alto riesgo en torno a un 10 % de las futuras mamás, y en el segundo trimestre son un 5 %. Saben que entre un 2 y un 5 % de las gestantes sufren preeclampsia, y el retraso grave de crecimiento afecta al 3 % de los fetos, aunque hasta un 10 % son más pequeños de lo normal.

«Todas estas medidas han permitido reducir la morbilidad y la mortalidad, para la madre y para el bebé», recalca Valiño, quien subraya que la insuficiencia placentaria y la prematuridad, que en el materno afecta a entre un 9 y un 12 % de los recién nacidos, son los grandes retos de la especialidad. El equipo del Teresa Herrera quiere seguir marcando muy de cerca todos esos peligros. En proyecto está incluir en el cribado del primer trimestre, además del doppler, el análisis en sangre materna de esos factores predictivos. «Estamos en ello y se está luchando en esta línea a nivel nacional», concluye.

«En los últimos años hemos colaborado con grandes centros, el Clínic, el Vall d'Hebrón, La Paz… en muchas investigaciones, es la manera de avanzar en nuestro trabajo», valora Valiño, que se confiesa «orgullosa» por los cambios introducidos en el control del embarazo «de forma acorde a los grandes hospitales, como corresponde».