Silvia Superstar: «Mi imagen es provocadora porque el punk también lo es»

Javier Becerra
JAVIER BECERRA A CORUÑA / LA VOZ

A CORUÑA CIUDAD

BENITO ORDOÑEZ

Reunido tras siete años de silencio, el grupo vigués sopla hoy las velas del primer aniversario del Garufa Club de A Coruña

28 feb 2015 . Actualizado a las 17:15 h.

Todo empezó con la idea de complacer al sello Subterfuge en la fiesta de su 25.º aniversario. Pero se sintieron tan bien que continuaron. Es decir, The Killer Barbies han vuelto para quedarse. Hoy llegan dentro del ciclo Son Estrella Galicia al primer aniversario del Garufa Club de A Coruña (21.30 horas, 10 euros anticipada y 13 en taquilla).

-¿Ha sido rejuvenecedor volver?

-La verdad es que ha sido una pasada. Hacía años que no tocábamos juntos. El set que estamos haciendo se basa en canciones del primer y segundo disco, que es la parte más ramoniana, directa y dinámica que hemos hecho. Es enriquecedor. Sigue habiendo química en el escenario.

-En su día se les definió como un cruce entre los Ramones y The Cramps. ¿Está de acuerdo?

-Totalmente. A la hora de componer los Ramones han sido mi máxima influencia. ¿Cómo no voy a decir yo que no? Y, luego, a The Cramps los adoro. Nos han comparado a mí y a Billy con Poison Ivy y Lux Interior. Siempre he estado encantada. También nos han comparado con Blondie, pero para mí esa es la más acertada de todas.

-Surgieron en el bum del «indie», pero resultaban anómalos. ¿Se sentían raros?

-Todo lo que había en ese momento era más indie. Las bandas no tenían actitud en el escenario. Eran bastante lánguidas y muy aburridas. Nosotros fuimos una explosión de color y actitud. Todo lo que nos gustaba, el cómic y las pelis de serie b, nos convertía en un perro verde. Pero es que a mí siempre me ha gustado llamar la atención entre el resto. Por tanto, estaba encantada de ello

-Les tiene que haber pasado de todo en los conciertos.

-Sí, claro. La gente se volvía loca. Yo me tiraba al público. Me cogían en brazos, me llevaban por toda la sala y volvían a dejarme en el escenario. La gente hacía pogo. La verdad es que siempre hemos tenido un público muy guay. Y muy fetichista. A mí me han robado desde motosierras hasta micrófonos o muñecas del pie de micro [risas].

-Bueno, para ustedes que le roben una muñeca debe ser un piropo.

-Una muñeca sí, pero que te lleven la motosierra no tanto [risas]

-Viéndola en el videoclip de «Love Killer» (1996), ¿era consciente de las reacciones que pretendía provocar?

-No era algo que yo hiciera a propósito. Siempre he sido así. Nadie me dijo nunca lo que tengo que hacer en el escenario. Mi imagen es provocadora porque el punk también lo es. Todo forma parte de un conjunto.

-¿Qué fue más fuerte trabajar con Jesús Franco o con Iggy Pop?

-No tienen nada que ver. Ambas fueron experiencias fascinantes. Jesus Franco era una persona capaz de hacer una película con cuatro cosas y su idea, lo que era muy punk. Luego, lo de Iggy Pop fue fenomenal. Era una de esas situaciones en las que dices «¿Quién me iba a decir a mí que iba a estar con este mito?».

-Estuvieron con él en Alemania. Eso sí que era extraño: un grupo de vigo girando por Alemania en los noventa cuando allí no se conocía nada de aquí.

-Allí solo conocían a los Héroes del Silencio. Era muy gracioso ver cómo los alemanes cantaban sus canciones. Pero de la escena independiente no sabían nada. Pero, de algún modo, nosotros éramos un grupo perfecto para ellos. Al hacerlo en inglés, seguro que le entrábamos mejor. 

-¿Habrá nuevo material?

-Sí, no te voy a mentir [risas]. Nos gustaría sacar un recopilatorio y meter algún tema nuevo. Pero ahora acaba de abrir un nuevo local y estoy con mi línea de ropa y no tengo tiempo para componer. Pero espero terminar el año lanzando ese disco.