Un retablo digno de estudio en Laxe

Á. P. Carballo / La Voz

A CORUÑA CIUDAD

El retablo pétreo de Laxe permaneció oculto hasta que un rayo destruyó una obra barroca posterior y lo sacó a la luz.
El retablo pétreo de Laxe permaneció oculto hasta que un rayo destruyó una obra barroca posterior y lo sacó a la luz. j. m. casal< / span>

Jorge Juan Eiroa desvela en su libro parte de los misterios de la pieza

19 nov 2013 . Actualizado a las 07:00 h.

Como si tratase de saldar una deuda histórica, el catedrático de Prehistoria y Arqueología Jorge Juan Eiroa García dedicó tres años -en períodos, no constantes, como él mismo puntualizó- a estudiar el retablo de la iglesia de Laxe y poner por escrito su investigación.

A través de las 160 páginas de El retablo de la Resurrección de Santa María de la Atalaya (Laxe, A Coruña), un libro que ya está presente en muchos hogares de la localidad, Eiroa se sumerge en las características de una obra que no duda en calificar como «algo único en la Costa da Morte». Pese a ello, hasta la fecha no había recibido prácticamente atención e, incluso durante un largo período de más de dos siglos permaneció oculto bajo una obra barroca posterior, «quizás porque en las concepciones artísticas de la época parecía más adecuado rodear lo sagrado del falso oropel de lo pomposo que de la pétrea pervivencia del pasado gótico», tal como explica el autor.

Un repaso a la historia de Laxe, desde los asentamientos neolíticos hasta el tránsito de la Edad Media a la Moderna, abre este trabajo convirtiéndolo así también en una interesante obra de referencia para aquellos que sin estar interesados en el arte religioso sí lo estén en el pasado de la localidad. La descripción de la iglesia, protagonista central de la historia de Laxe, da paso al estudio del retablo, una pieza que «contiene mucha más ideología (en el sentido de la acumulación de ideas) de la que a simple vista pueda parecer». Su autoría sigue siendo un misterio, pero no el significado, el valor histórico y artístico y la inspiración de las cinco escenas -la resurrección de Cristo, su descenso al Limbo, su aparición a la Virgen, las Santas Mujeres ante el sepulcro vacío, y la aparición ante María Magdalena- que contiene esta obra de 4,5 metros de largo por 1,7 de ancho, que salió a la luz en 1955, cuando un rayo destruyó el retablo posterior que la había mantenido oculta durante dos siglos. Un completo repaso a la iconografía cristiana y a los textos antiguos que hacen referencia a esas escenas sirven al autor para contextualizar la importancia del retablo, más allá de su valor técnico, que como el propio Eiroa reconoce, sí ha sido discutido en alguna ocasión.

Todo ello hacen del volumen, según explica el catedrático de Historia Medieval Ángel Luis Molina Molina en su prólogo, «un libro de consulta obligada», con el que el autor ha logrado además algo muy difícil: «Combinar el amor a su tierra con el rigor histórico».

una pieza única en la iglesia de laxe