Toñy Pereiro: «Empecé vendiendo guantes y al final me convertí en pollera»

A CORUÑA

Toñy Pereiro, de la pollería Mary de la plaza de Lugo de A Coruña, se prepara para una Navidad «buena y cara».
Toñy Pereiro, de la pollería Mary de la plaza de Lugo de A Coruña, se prepara para una Navidad «buena y cara». CÉSAR QUIAN

Con puesto en la plaza de Lugo, asegura que en la innovación está el secreto para distinguirse

11 dic 2023 . Actualizado a las 12:14 h.

En los mercados esperan semanas de aúpa. Pero no solo en los puestos que venden marisco. «Ya tengo los frutos secos macerando con brandi. Y después, la carne hay que inyectarla con el licor para que esté jugosa. Hay clientes que nos piden mantequilla o grasa entre la piel y la pechuga. Lo que más nos encargan son el pollo casero, el pavo, los rôtis y la pularda. Este año, como los días grandes caen en fin de semana, no hay tanto movimiento. Pienso que será una buena Navidad, pero cara», analiza Antonia María Pereiro García, a la que casi todo el mundo llama Toñy o Mary, por el nombre del puesto que regenta en la primera planta del mercado de la plaza de Lugo. «Cuando lo cogí en el 2010 ya se llamaba así por la anterior propietaria. Fue una casualidad porque el marido era compañero de trabajo del mío y se le ocurrió ofrecerme el puesto. Nunca pensé en dedicarme a esto, e incluso me daba un poco de grima lo de manipular animales y trocearlos. Soy muy finita. Pero la anterior dueña estuvo conmigo unos meses y aprendí el oficio a base de palos. Piensa que yo venía de trabajar más de una década en Guante Varadé. Empecé con 18 años vendiendo guantes y al final me convertí en pollera», resume sonriente.

De Santa Cruz de Mondoi

Charlamos en la cafetería Plaza, al lado del mercado. La acaban de reformar y, si antes había gente, ahora mucho más. Son las dos y pico de la tarde y por momentos me cuesta entender lo que dice Toñy por culpa del bullicio del local. Noto que se le ilumina la cara cuando habla de su lugar de origen. «Soy de Santa Cruz de Mondoi. Nací entre el pazo y la iglesia un 28 de febrero de hace 55 años», apunta, Está casada y tiene dos hijas de 25 y 18. Estudió en el colegio de Oza dos Ríos, ahora Oza-Cesuras, y a la edad de su hija menor ya estaba despachando en la mítica tienda de la calle Real. Dice que empezó el año que se inauguró El Corte Inglés. «Todavía hay gente que viene por la pollería que me recuerda de la etapa de Guante Varadé», asegura. Allí aprendió a tratar con el público, lo que más le gusta, y cuando terminó aquella etapa decidió montarse su propio negocio textil en la avenida de A Concordia. «Era una tienda de barrio en la que vendía ropa y hasta acabé teniendo flores. Duró unos 10 años, se llamaba Yutoja, por el nombre de mi hija Judit, el mío, y el de mi marido, Javier, con el que llevo 30 años casada. Diana, mi hija pequeña, todavía no había nacido», aclara.

El taller del carnicero

Confiesa que un grupo de WhatsApp le ayudó a mejorar en la profesión. «Estamos un montón de personas, más de doscientas. Se llama El Taller del Carnicero y nos enseñan a hacer de todo. Incluso dicen que van a poner en marcha un programa tipo MasterChef, pero de carniceros», asegura Toñy, que hace poco abrió otro puesto enfrente del de siempre, más enfocado a la carne de ternera de Ávila y Waygu nacional. «Pero yo soy pollera, no carnicera. Se venden mucho los platos preparados. Intentamos hacer cosas originales que nos diferencien de los demás. En la innovación está el secreto», afirma. Dice que ahora los pollos vienen menos y más caros. «El casero certificado con un 65 % de alimentación de maíz ya está en 10 euros el kilo. Con la nueva ley de protección animal, las granjas cada vez tienen menos ejemplares porque están obligados. Muchas van a cerrar y a los productores pequeños no les compensa», analiza. Le gusta hablar de su trabajo, pero reconoce que «en casa están hartos del pollo, lo llevo cuando sobra. La verdad es que prefiero comer arroces, lentejas, callos... Pero no soy cocinillas», apunta Toñy. Caminar por algún sendero en medio de la naturaleza, escuchar a Laura Pausini (es muy fan) y estar con la familia son sus aficiones. «En su día fui a baile moderno e hice dos actuaciones. Fue la aventura de mi vida», recuerda la pollera.