Alberto Vázquez, director de cine y autor de cómics: «Para poder vivir del dibujo tienes que ser omnívoro y darle a todo»

Fernando Molezún A CORUÑA

A CORUÑA

EDUARDO PEREZ

Palexco acoge una exposición sobre la obra del director de «Unicorn Wars»

07 ago 2023 . Actualizado a las 05:00 h.

Este lunes se inaugura una nueva edición del festival del cómic Viñetas desde o Atlántico. Una edición por cuya celebración se temió tras la renuncia de Miguelanxo Prado a seguir al frente del certamen, pero que finalmente se ha sacado adelante con una colección de exposiciones entre las que está la que se le dedica en Palexco al coruñés Alberto Vázquez (A Coruña, 1980), tanto como autor de cómics como en su faceta cinematográfica, por la cual atesora cuatro Goyas, el último a la mejor película de animación este mismo año por Unicorn Wars. Y ya está preparando la siguiente: «Se titula Decorado, y está basada en un cortometraje mío que se llama igual. Así que si todo va bien en unos tres años estará en cines», asegura.

—¿Qué podemos ver en la exposición?

—Se titula Del cómic a la animación y es un repaso de mi trayectoria, de mis cómics, con planchas originales de esos trabajos. Pero también aborda lo que considero que es mi profesión actualmente, y a la que llevo dedicándome doce años, que es el cine de animación. He basado mis películas en mis cómics, de manera que se van a poder ver esos procesos de la animación que a lo mejor muchos desconocen.

—¿Cómo fue su paso del cómic a la animación?

—La animación es un híbrido de mis dos grandes pasiones: el cómic y el cine. Cuando publiqué Psiconáutas lo leyó un productor y me propuso hacer una película. Primero hicimos un cortometraje en el 2011, Birdboy, y funcionó muy bien, se llevó el Goya… Así que después hicimos el largo. Que lo hicimos aquí, en el polígono de Pocomaco, con un equipo muy pequeño de unas 18 personas. También tuvo mucho reconocimiento, incluso fuera de España. De hecho, mis películas suelen tener más recorrido en el mercado internacional, en países como Francia o Japón.

—«Psiconáutas» es una historia muy dura, no tuvo que ser fácil convertirlo en película.

—Fue muy difícil, sobre todo financiarlo. El problema para mi no está en hacerlo, sino en encontrar a unos productores que quieran jugársela con mi proyecto. Ahora ya he conseguido trabajar en otras condiciones, pero Psiconáutas fue una película de muy bajo presupuesto.

—Tanto en «Psiconáutas» como en «Unicorn Wars» recurre a animales antropomórficos con cierto tono infantil para contar historias muy adultas.

—Estos animales me parecen especialmente interesantes porque no tienen un tiempo y un lugar definidos, sino que pertenecen a todas las culturas por igual, a un imaginario colectivo que hace que los entiendan en España o en Japón. Eso lo han tenido muy claro siempre en Disney. Y es muy interesante el contraste entre fondo y forma. El espectador no suele estar acostumbrado a ver cosas así, animalitos adorables cometiendo acciones totalmente inmorales. Es un juego de provocación que crea cierta incomodidad en el espectador.

—¿Echa de menos algo del cómic cuando trabaja en cine?

—El cómic tiene algo genial, que es muy económico. Lo haces tú solo, con tu tiempo, lápiz, papel y tinta. Sencillo, barato y directo. La animación es un trabajo de equipo. En Unicorn Wars llegaron a trabajar 200 personas. Y es una película de nivel medio, no una gran producción de Disney. Pero la animación es un compendio de tantas cosas que artísticamente llena muchísimo. Es un arte de artes. Y después hay otro factor fundamental: económicamente me va mucho mejor en la animación que en el cómic. Es cine, tiene unos presupuestos altos. En mis películas trabajo con muchos artistas de aquí, de A Coruña, y esto nos ha permitido tener una nómina, un sueldo mensual, cosas que cuando te dedicas a la ilustración y al cómic, como autónomo, ni sueñas tener. El cine de animación es industria.

—¿Podría llegar a crearse una industria alrededor del cómic en España?

—En Francia es una industria nacional. Hay tarifas, sabes cuanto vas a cobrar por cada trabajo, mientras que aquí en España tienes que negociar y buscarte la vida. En el sector de cómic tenemos unos artistas haciendo cosas interesantísimas, pero las ventas no acompañan. Por eso es muy difícil vivir solo del cómic. Muchos dibujantes son también ilustradores, hacen diseños gráficos… Para vivir del dibujo hay que ser omnívoro y darle a todo.

«Hay que abrir el cómic al mundo, que se vea todo lo que influye en otros medios»

Alberto Vázquez pertenece a una generación de autores que protagonizó una especie de explosión creativa en A Coruña de la que han salido profesionales del medio que están publicando en el mercado internacional o que han terminado montando su propia editorial.

—Sus primeros pasos en el cómic los dio con el colectivo Polaquia.

—Éramos un grupo de autores, la gran mayoría de A Coruña, aunque también estaba David Rubín, que era de Ourense, y ahí hicimos nuestras primeras publicaciones. Fue una época muy bonita, éramos muy jóvenes y teníamos muchísima pasión. Trabajábamos de manera muy loca, siempre hacia adelante y sin reflexionar demasiado. Y sí que es posible que hubiese un antes y un después de aquello, con gente autopublicándose.

—¿Cree que la existencia en la ciudad de un festival como Viñetas pudo influir?

—Sin duda influyó. Tampoco es que fuese solo eso, pero todo suma. Además coincidió con que se empezó a publicar mucho cómic, surgieron editoriales como Astiberri, que ahora ya está muy consolidada. Y, sobre todo, la gente empezó a formarse, a estudiar, lo que subió el nivel y la profesionalidad en el sector.

—¿Qué le pareció que le invitasen a exponer desde Viñetas?

—Era algo que nunca había hecho. Y me encanta que en mi ciudad mi familia, mis amigos y también desconocidos, puedan ver el proceso de mi trabajo. Además, hay que abrir el cómic al resto del mundo, para que puedan ver cómo influye en otros medios. Porque hay gente del cómic haciendo videojuegos, aplicando todo lo que han aprendido de las viñetas, al igual que yo lo estoy aplicando a la animación.