¡Qué ciudad!

Luís Pousa Rodríguez
Luís Pousa CRÓNICAS CORUÑESAS

A CORUÑA

Edificios de la ronda de Nelle de A Coruña
Edificios de la ronda de Nelle de A Coruña CESAR QUIAN

Uno no se puede enamorar solo de la Marina o de la plaza de Lugo, y que a esta ciudad hay que quererla en todos y cada uno de sus barrios

30 may 2023 . Actualizado a las 05:00 h.

Para subir la cuesta fundacional de la ronda de Nelle —la que arranca al estilo Himalaya en San Pedro de Mezonzo— a pelo, sin piolet ni botella de oxígeno, en plan serpa, lo mejor es subirse al 12 en la parada de Enrique Hervada. Uno asciende por la escalerilla, pasa la Millennium por la maquinita y deambula por el bus doble hasta encontrar un sitio. Aunque tengo que dar los 10.000 pasos diarios que me dictan la cardióloga y este reloj chivato, el otro día —la carne es débil— yo también me subí al 12. O eso pensaba yo, porque luego descubrí que en vez de subirme al bus, me había subido a una película de Fellini.

Me fui al fondo, porque desde que iba al cole en el número 3 tengo la manía de ir siempre hasta el fondo de los buses y de los asuntos. Pasé la inquietante línea divisoria del bus articulado, esa oruga donde estás en una especie de arenas movedizas o tierra de nadie, como la frontera minada entre las dos Coreas, y me senté antes de llegar a la última fila. De pronto escuché a mi espalda a un señor de largas barbas, muy abrigado y muy entusiasmado, que gritaba algo que al principio no entendí. Me giré y el viajero de la gabardina, alzando los brazos y señalando a algún portal impar, abducido por el síndrome de Stendhal, exclamó:

—¡Qué ciudad!

Como vio que no entendía muy bien su éxtasis, apuntó desde la ventanilla a los bloques de la ronda de Nelle y enfatizó sonriente:

—¡Pero qué ciudad!

Le sonreí de vuelta y le dije que sí, que vaya ciudad, y elevé los brazos dándole la razón, toda la razón y nada más que la razón. Porque yo, como Fellini y el señor del guardapolvos y las barbas desmadejadas, también creo que uno no se puede enamorar solo de la Marina o de la plaza de Lugo, y que a esta ciudad hay que quererla en todos y cada uno de sus barrios.